La pasada Semana Santa coincidió con varios escándalos en torno a sacerdotes católicos que sirvieron hasta para atacar duramente al Papa Benedicto XVI.
Muchos pensaron que la situación provocaría el rompimiento o alejamiento de la feligresía católica con su Iglesia. Sin embargo, nada de eso ha pasado, salvo, quizás, en algunos casos aislados, pues los católicos han demostrado que continúan apoyando su religión, aunque estén conscientes del mal comportamiento de unos pocos sacerdotes.
Esto quedó demostrado durante Semana Santa, cuando a nivel mundial millones de personas siguieron paso a paso las ceremonias y actividades celebradas en torno a la celebración de la Semana Mayor.
Los católicos dominicanos no se quedaron atrás y brindaron todo su apoyo a los cultos de su iglesia, pues a todas luces la profundidad de la fe está por encima de los pecados graves de unos cuantos y la madurez en ese pensar es notoria, pues la feligresía está consciente de la verdadera esencia de la doctrina cristiana.
Durante más de dos siglos, la Iglesia católica ha sobrevivido a muchos escándalos acaecidos por culpa, entre otras cosas, de su sacerdocio, que ha contribuido con sus malas acciones a ponerla en tela de juicio. Pero la gente sabe que hay de todo en la viña del Señor, y esto es extensivo en todas las iglesias del mundo, protestantes, ortodoxas etcétera.
Pero las aberraciones sexuales no sólo ocurren en las iglesias, sino en la vida cotidiana, pues desgraciadamente hay padres y madres que violan a sus hijos, al igual que maestros e instructores de deportes y otras personas que tienen contacto cercano con los menores.
Nada de esto justifica las malas acciones, pero los justos, que son la mayoría, no pueden pagar por los pecadores depravados y enfermos sexuales están por doquier.
Existe una trama para desacreditar a la Iglesia católica, y no procede de otras iglesias cristianas, sino más bien de otra religión muy poderosa, que aunque es minoritaria, tiene en sus manos todos los medios de comunicación a nivel global, e incluso la economía mundial a través de grandes organizaciones.
No importa qué hagan o digan, porque los católicos no son tontos y saben muy bien que de cien sacerdotes, unos pocos se alejan del verdadero significado del apostolado contraído.
Los podridos son una ínfima parte que nunca podrán dañar la labor de las miles de personas buenas.