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Lamentable pero

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Es lamentable el hecho de que un conductor matara de un balazo en la cabeza a un joven que se dedicaba a limpiar vidrios de carro, en la esquina de la Sarasota con Jiménez Moya, pero mucho tiempo pasó para que ocurriera una desgracia de esta naturaleza, pues siempre este tipo de “trabajo” ha sido una especie de “muerte anunciada”, tanto para los conductores de vehículos como para aquellos que realizan el “servicio” que, realmente, nadie ha solicitado y que imponen de manera medagalanaria. 

De ningún modo puedo estar de acuerdo con un hecho que deja sin vida a un ser humano, pero, a veces, la mayoría de los llamados “limpiavidrios” con sus acciones provocadoras y a veces violentas,  provocan tensiones e inducen a la  gente a  cometer acciones que nunca pensaron realizarlas.

No conozco a la persona que mató al “limpiavidrios”, ni tampoco al joven que murió, lo que es muy lamentable, pero la verdad es  que desde hace un buen tiempo han sido muchas  las denuncias a nivel de medios de comunicación que han realizado conductores por el acoso y agresiones, principalmente verbales de los limpiadores de vidrios ubicados en las diferentes vías de la capital, sin que las autoridades  hagan algo para solucionar este problema que preocupa sobre todo a las mujeres que se sienten impotentes  y atemorizadas ante este tipo de gente poco de fiar.

El solo hecho de manejar un vehículo en la capital es una odisea por el excesivo tránsito de automóviles por caóticas calles y avenidas que no fueron diseñadas ni construidas para esta alta demanda  que produce atascos continuos e interminables, amén del irrespeto a las señalizaciones, principalmente aquella que indica “Una Vía”. Encima de todas estas dificultades, la situación se agrava en los semáforos  cuando los conductores son abordados de manera agresiva por adultos y menores,  que se han adueñado de  espacios públicos.

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