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Los menores que  delinquen

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Los menores que  delinquen

Las modificaciones del Código del Menor que pretende aumentar las penas a menores delincuentes, se ha convertido en una de las cuestiones más polémicas y controversiales que se debaten a nivel nacional y que tiene en sus manos la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados.

Personalidades, entre ellas religiosas e Instituciones nacionales y extranjeras  han opinado unas  a favor y otras  en contra de dichas modificaciones, las que consideran de vital importancia dentro del marco del estatus legal de la delincuencia juvenil.

 Los que se oponen al aumento de penas alegan entre otras cosas que las cárceles  realmente no reforman a nadie, menos a jóvenes, salvo algunas excepciones. Es frecuente observar a  expresidiarios adultos y menores con comportamientos  más violentos que antes de haber ingresado a un penal, conducta que les dificulta el reintegro a la sociedad de manera normal.

Es cierto, las prisiones no son soluciones reales para detener la violencia, pues existen otras vías entre ellas la educación, programas especiales,  pero, desgraciadamente, esta no es una prioridad en nuestro país y el  lastre delincuencial  obliga a pensar lastimosamente en penas mayores para  aquellos  menores que transgreden las reglas de la sociedad en el plano criminal. 

Nadie puede negar el aumento del número de menores que se involucran en hechos delictivos muy serios que van más allá del robo, cometiendo crímenes  que en algunos casos son ejecutados  de una manera más cruel y morbosa en relación con los adultos.

Recordamos cómo un grupo de adolescentes, incluyendo del sexo femenino, estuvieron durante largo tiempo secuestrando, robando, torturando y matando con sadismo a taxistas.

Se entiende perfectamente por qué muchos ciudadanos están respaldando el endurecimiento de la pena, piden que se baje la edad para la aplicación de las sanciones, pues consideran que muchos de esos muchachos que han cometido actos delictivos tienen mente de adultos.  

Hoy día, los jóvenes de 11 a 15 años  o más no son tan ingenuos y sanos mentalmente como en tiempos atrás. La sociedad mundial es un asco con los valores morales en decadencia. Los abusos son una constante en muchos hogares, amén de los malos ejemplos a la niñez y a la juventud, sobre todo en los medios de comunicación. Los menores  tienen que ser  fuertes para no caer en tentaciones  que los conduzcan por los caminos de las drogas, prostitución y el crimen.

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