Según el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, el hecho de que dos países compartan territorio, ya sea en un continente, o una media isla, los  ata y,  por esta razón, según él, no existe forma alguna de que República Dominicana sea capaz de evitar la migración que viene desde Haití a través de la frontera.

Si es así,  Estados Unidos y Canadá, que comparten América del Norte con México, están demasiada atados, por lo que deberían ser más generosos con los mexicanos, sobre todo tomando en cuenta que varios territorios norteamericanos pertenecieron a México,  por lo que la deuda es mayor.

No es lo mismo que países grandes y ricos con mayores fuentes de empleos reciban un alto número de emigrantes, a que lo haga un país pobre, tercermundista como es el nuestro, donde los propios dominicanos no encuentran su sustento diario. Seguramente muchos poderes y figuras internacionales pensarán que todos los dominicanos abandonen su país para dejárselo a los haitianos y así librar a Estados Unidos y a las naciones de Europa de la migración no muy querida de esos ciudadanos.

Actualmente, en esta media isla pequeñita viven más de un millón de haitianos, además de extranjeros  de otras nacionalidades.

España apenas tiene un millón de emigrantes, sin embargo se queja hasta más no poder de esta situación.  Entonces, ¿qué podemos decir nosotros?

La intención es harto conocida:  que República Dominicana asuma en un mayor grado los problemas del vecino país y, de manera maliciosa, también la unificación de la  llamada isla Hispaniola.

Con ese pensar se tejen tramas peligrosas a través de campañas internacionales en contra de nuestra República, como si los dominicanos fuésemos los causantes de la miseria en Haití, provocada en gran parte por  gobiernos dictatoriales como los de los Duvalier (François y Jean-Claude), que se llevaron fortunas a Francia, y posteriormente otros regímenes también corruptos e ineptos, cuyas políticas económicas, educativas etc.,  no han sido eficientes para sacar del abismo a su pueblo.

República Dominicana coopera con el hermano país de diferentes maneras. Muchos haitianos no solo trabajan aquí, sino que también reciben atenciones médicas.

Es en nuestro país donde muchas  haitianas alumbran en hospitales recibiendo un tratamiento igual a las dominicanas e incluso entidades de salud se quejan en el sentido de que sus presupuestos están desbordados por esta situación.