En la última década se han producido grandes desastres naturales en países de diversos continentes que han hecho que una parte de la humanidad piense y crea que son señales del fin del mundo.

Incluso hay religiones a las que el principal tema que sustenta sus creencias son los últimos días, como una forma de llegar a Dios a través del miedo, en lugar de la fe y el amor.

No entiendo por qué preocuparse tanto por el fin del mundo, pues cada cual tiene su propio final cuando muere. Realmente no tiene sentido pasarse toda una vida asustado esperando que sucedan acontecimientos negativos.  Es ilógico y poco saludable llevar una existencia con un constante temor a que ocurra un tsunami, un terremoto o cualquier otra desgracia, pues después de todo, ¿quién puede predecir con exactitud cuándo van a ocurrir esos fenómenos naturales? En Los Ángeles, California, tienen muchísimos años esperando un gran sismo y todavía no ha llegado, e incluso pueden pasar generaciones sin que ocurra nada.

Las cosas malas no se atraen tanto, las vibraciones negativas siempre llaman desgracias. La gente tiene que ser positiva, pues la mente humana es muy poderosa.

Los dominicanos  nos enfrentamos cada año a temporadas de peligrosos huracanes y ciclones, que en ocasiones nos han golpeado muy fuerte y siempre salimos adelante. Por esta y otras razones no debemos inquietarnos y llevar una vida en zozobra por hechos que supuestamente puedan suceder. Debemos hacer caso omiso a esas cadenas por Internet de profecías que hablan de grandes terremotos etc… etc., porque Dios es el único que sabe cuando será el fin del mundo.

En cuanto a las advertencias sísmicas que han hecho recientemente entendidos en la materia, hay que escucharles como prevención, pero de ninguna forma se debe dar paso a sentimientos de angustia y miedo.