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Preocupante

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El brote de cólera en Haití, que ha cobrado más de un centenar de víctimas, es un hecho que debe realmente preocupar a los dominicanos. Y necesariamente tienen que poner a funcionar medidas para evitar ser afectados por esa epidemia tan  peligrosa  para niños como para los adultos.

Los pueblos fronterizos con Haití son los llamados principalmente a tomar todas las medidas necesarias para que ese brote no encuentre insuficientes las protecciones sanitarias y siga expandiéndose por toda la isla. 

Para nuestro país, esta situación sería un desastre muy preocupante, sobre todo porque recientemente, aunque no ha sido eliminado en su totalidad, el brote de dengue  causó la muerte de más de un centenar de personas, afectando sobre todo a la población infantil.

Todavía los dominicanos no se han repuesto de este susto, cuando ya tenemos otro gran problema de salud serio, que ojalá sea manejado adecuadamente por las autoridades del Ministerio de Salud Pública, cuyas recomendaciones a toda la población tanto haitiana, como dominicana, incluyen  proteger adecuadamente los alimentos,  lavarse constante  las manos, sobre todo, después de ir al baño,  purificar el agua y mantener  la limpieza en los hogares.

Con estas medidas se evita la penetración o contagio del cólera o también otras enfermedades como la conjuntivitis de la que también, una experta sanitaria, dijo que aquí puede haber un brote severo.

A nuestro entender, mucho tardó la población haitiana de presentar sucesos epidémicos, pues la forma inhumana, con carencia de higiene extrema, que actualmente vive la mayoría de la gente de ese país hermano se presta a ser caldo de cultivo de enfermedades del tipo del cólera.

Tantas naciones ricas en el mundo y,  todavía ninguna, se ha empleado a fondo a ir en una verdadera ayuda a los haitianos, quienes mucho antes de su célebre temblor de tierra, ya estaban pasando las penurias más crueles que los seres humanos pueden a soportar. Las ayudas que prometieron muchos países, instituciones y gente de todo tipo,  quedaron en simples “figureos” (o formas de llamar la atención) internacionales, pero han pasado meses, casi un año, y nada en concreto ha sucedido en Haití, con excepción de las buenas ayudas humanitarias procedentes de República Dominicana y su población. Es fácil hablar, pero actuar es difícil.

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