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¡Qué alivio!, tregua política

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Qué alivio resulta no tener que escuchar y ver a los políticos del país, aunque sea por un período corto, como es la Semana Santa. Alguien dirá que no es obligado “chuparse esos cajuiles”, pero, desgraciadamente, esos  maestros del “tigueraje político”, graduados Summa Cum Laude en alta demagogia  están como el arroz blanco, en todas partes, sobre todo en tiempo de campañas electorales, como ahora. Resulta casi  misión imposible encender un televisor o la radio sin toparse con alguno de ellos.

Sus rostros falsos y sus palabras mentirosas azotan a la ciudadanía a todas horas en un constante acoso mental, que parece una especie de lavado de cerebro. Francamente, me gustaría que esa clase de gente desapareciera, pero eso es algo difícil, o al menos descansar de ellos por un período mucho más largo.  Otro alivio que ofrece la Semana Mayor, al menos para los capitaleños, es la reducción del tránsito  vehicular. Hoy es martes santo y  esto ya es notorio debido al  desplazamiento de miles de personas hacia las distintas provincias  del país y al  extranjero.

En estos días santos, la capital se torna deliciosa, más tranquila, menos caótica, con un aire religioso contagiado por las diversas  actividades y cultos escenificados en diferentes  templos cristianos, ya sean católicos, evangélicos, adventistas etcétera, que nos  recuerdan el real acontecimiento que recordamos en estos momentos:  la Pasión y Muerte de Jesucristo.

Un ambiente de paz se respira en Santo Domingo sin el bullicio constante que caracteriza a la capital,  actualmente impregnada de  un clima muy especial de corte espiritual, sobre todo para quienes participan en los cultos religiosos.

Aquellos que decidieron tomar estos días de vacaciones, no pasa nada, pues Dios está en todas partes: en las playas, en las montañas, lo importante es tenerlo en el corazón y con un gran respeto y devoción recordar, aunque sea por  minutos, los momentos humillantes y dolorosos que sufrió Jesús durante todo el proceso de su pasión y muerte.

Es posible que  el Jueves Santo o el Viernes Santo, cuando tradicionalmente los católicos recorren las iglesias, se pueda encontrar con un político de esos.

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