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Rompiendo tradiciones

Detalles<BR>Rompiendo tradiciones

MADRID. ESPAÑA. En apenas pocos días como vicario de Cristo, el papa Francisco ha logrado una acogida excepcional dentro de la feligresía católica, posiblemente una de las más altas en toda la historia.

La  asistencia en el Vaticano a la celebración de una emotiva Misa de Resurrección, de un cuarto de millón de personas procedentes de diversos países, ha dejado claro el  gran cariño y espiritualidad que ha suscitado en corto tiempo este pontífice tras haber sido elegido como sucesor de San Pedro.

Es obvio que los católicos se sienten plenamente identificados y unidos en torno a este Francisco, que es un Papa que comienza a romper con algunas tradiciones que en el fondo nunca han gustado a muchos seguidores de la fe católica.

El papa Francisco ha optado por dejar a un lado las ostentaciones ceremoniales, para dar paso a lo sobrio. Un ejemplo de ello, se negó a usar la capa de terciopelo rojo de armiño, llevada por sus antecesores.

Cuando fue escogido, Jorge Mario Bergoglio, rechazó ponerse ese atavío saliendo al balcón, con una simple túnica blanca, como lo ha venido haciendo en todas las ceremonias, sin vestimentas pomposas alejadas de la sencillez y la humildad, tal y como lo hizo el propio San Francisco de Asís, siempre vestido y calzado pobremente, pese haber nacido en una familia adinerada. Otro rompimiento con la tradición católica, fue cuando el papa Francisco lavó los pies de 12 menores recluidos en una cárcel de Roma, entre ellos, por  primera vez, a dos mujeres, dos jovencitas, una musulmana serbia y otra católica, italiana. 

 Pero, también este pontífice no ha querido usar el tradicional dormitorio de los Papas, dentro del Vaticano, ha preferido seguir en Residencia de Santa Martha, donde se alojan empleados del Vaticano.

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