Los 40 días de Cuaresma, que antecedieron a la Semana Santa, pasaron tan rápido que he tenido la impresión que fue hoy mismo cuando conmemorábamos el Miércoles de Ceniza.

No sé si es por cuestiones de edad, pero, particularmente, siento que los días, semanas y años del calendario pasan más de prisa que antes y, la espera de la llegada de  celebraciones tradicionales, como Navidad, Semana Santa,  no es tan larga como en otros tiempos.

Es tanto así, que algunas gentes, cuando finalizan las navidades, guardan sus árboles con sus decoraciones alegóricas intactas, para no tener el trabajo de volver a montarlos en un periodo de tiempo que ya se considera muy corto.

La Semana Santa iniciada el pasado Domingo de Ramos, está en curso y coincide con la campaña electoral para la presidencia de la República y, se podría decir que el ambiente, dentro de esta realidad, es menos tenso que en otros días regulares, pues los candidatos y demás políticos han decidido hacer un alto,  que en realidad no se cumple en su totalidad, pues en muchos lugares donde miles irán a vacacionar se encontrarán con improvisados comandos de campaña que se encargarán de crear  ambientes escandalosos que no permitirán que los vacacionistas, aunque sea por unos días, limpien sus mentes de la política tan perturbadora y estresante que se realiza aquí.

Muchos dominicanos, este año en especial, esperan para el próximo Viernes Santo las bíblicas Siete Palabras que Jesús dijo antes de morir crucificado, y que tradicionalmente en nuestro país son difundidas al pueblo durante la celebración del culto religioso que se celebra en la Catedral Primada de América, en Santo Domingo.

Al reflexionar en cada una de las Siete Palabras, los oradores invitados, que pueden ser religiosos o laicos, hacen interpretaciones propias  recreándolas con alusiones que regularmente tratan acerca de los problemas que aquejan nuestra sociedad. Es posible que en este Viernes Santo se toquen los temas de  la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia en general, la educación  etcétera, vamos a esperarlas y escuchar atentamente qué nos dicen, pues finalmente siempre están ligadas a los sentimientos del pueblo dominicano.