MADRID, ESPAÑA. Las investigaciones que se realizan en torno a las actividades económicas privadas, supuestamente irregulares, del yerno de los Reyes de España, Iñaki Urdangarín, han dado pie a que la opinión pública reviva el tema, siempre polémico, de la existencia de la monarquía. Pese a que al rey Juan Carlos de Borbón y a la reina Sofìa se les tiene como ejemplos de honestidad y cuentan con gran popularidad, ganada justo por ser personas aparentemente sencillas alejadas de actividades económicas dudosas, las imputaciones de corrupción al esposo de la hija de ambos, Cristina, están dejando un sabor amargo en la comunidad de este país.
Urdangarín, en nota de prensa, ha dicho lamentar el gran daño causado a la Casa del Rey, a la que desvincula totalmente de sus actuaciones económicas que han conmocionado a la sociedad de esta nación.
Este desagradable asunto ha llevado a fricciones en el mismo seno real, de tal forma, que se dice que la relación de Urdangarín con el príncipe Felipe se ha deteriorado tremendamente, pues el escándalo que su cuñado ha creado podría perjudicar en un futuro no lejano la continuidad de la Monarquía, de la cual Felipe, quien al igual que sus padres goza actualmente de una imagen muy positiva, es el heredero. Las imputaciones por falsedad documental, prevaricación, fraude y malversación de fondos en el caso del Instituto Nóos podrían dejar muy mal parado a Iñaki Urdangarín, quien se dice que incluso podría caer preso.
Este es el primer caso de corrupción que involucra a un miembro de la Casa Real de España. La situación es complicada y cada día que pasa toma nuevos giros: lo que parecía solamente el desvío de un millón de euros al Instituto Nóos ahora tiene un nuevo matiz debido a que supuestamente existen indicios de varios millones más tomados de otras entidades.