ESPAÑA, Madrid.- El tráfico de influencias ha existido en todos los tipos de sociedades, no importa lo desarrollado  o   no que esté un país, la gente, principalmente la que tiene poder, lo utiliza para fines personales, para lograr prevendas, en la aceptación de favores o presentes de diversas índoles.

Son principalmente los empresarios, políticos y funcionarios gubernamentales quienes utilizan el tráfico de influencias para beneficios propios o familiares. También lo ejerce cualquier persona que ocupe un puesto de trabajo importante, entre ellos hay periodistas o comunicadores de trayectoria relevante, de tal forma que para muchos forma parte de un estilo de conseguir ventajas constantes principalmente en el orden económico.

No importa el estatus social ni económico para llevar a cabo ese ejercicio de provecho que en algunos países es ilegal y puede incluso, en algunos casos,  hacerlos parar en la cárcel. Hemos visto cómo hasta famosos príncipes europeos prestan su imagen para tal o cual proyecto, algunos incluso de procedencia oscura.

Desde hace unos años corren los rumores de que el esposo de la Infanta Cristina, el ex deportista Iñaki Urdangarín, ha ejercido el tráfico de influencia, pero las cosas quedaban simplemente en rumores y algunas críticas veladas en los medios de comunicación.  Ahora, el apuesto Duque de Palma está siendo acusado supuestamente, por una acción de tal envergadura que de ser encontrado culpable se colocaría en una situación muy difícil en el aspecto de justicia.

La fiscalía anticorrupción de Baleareas ha abierto una investigación sobre una supuesta trama de desvío de fondos públicos y privados articulada en el Instituto Nóos, una fundación que presidía Iñaki Urdangarín.