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Tranquilo e inteligente

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Adam Lanza, autor de la matanza en la escuela Sandy Hook, en Connecticut, aparentemente era un joven normal, tranquilo, buen estudiante que figuraba hasta en los cuadros de honor de la misma escuela donde ejecutó su masacre, sin  indicios de que fuera un asesino en serie.

Según los que le conocían, Lanza no mostraba ningún rasgo de ser una persona violenta, solamente que no era muy sociable, no se le conocían amigos, pero  jamás a nadie le cruzó por la mente que esta persona pudiera ser un psicópata de esos que matan y siguen sus vidas tranquilamente, sin  remordimientos, con una frialdad absoluta.

Después, de su hazaña diabólica,  es que se conoce que posiblemente  Adam Lanza padecía de una forma de autismo, llamado  el Mal de Aspergen, que quienes lo sufren  son precisamente personas aparentemente tranquilas, muy inteligentes. A esto se le agrega que un tío suyo ha dicho que  su sobrino era esquizofrénico y estaba medicado, no como se había informado anteriormente de que Lanza nunca había buscado ayuda de profesionales de la conducta humana.

De toda esta tragedia, lo lamentable y   preocupante es  que periódicamente en los Estados Unidos ocurren crímenes en masas ejecutados por jóvenes. En la última década, estos tipos de masacres  suman unos 16 casos, que han conmovido a la humanidad, sobre todo, cuando las principales víctimas son niños de apenas cinco y seis años, como recientemente ha ocurrido en Connecticut.

Aparentemente, nadie está seguro. De repente,  aparece un loco con un arma tirando a matar en un restaurante, en una azotea de un edificio, en un plantel escolar, una universidad, un cine, como en el caso del estreno de la última película de Batman. En todos los países existen asesinos en serie, pero la mayoría matan por violar, robar, atracar,  algunas causas,  pero los casos como el de la escuela Sandy Hook en Connecticut son más difíciles de entender y asimilar. Lo peor de todo es que investigaciones psicológicas social  han demostrado que cualquier ser humano aparentemente adaptado, que no refleja violencia, es capaz de llevar a cabo acciones de las que ni él, ni las personas cercanas,  les considerarían jamás de ser capaces de realizar. Esto significa que podemos tener cerca nuestra a un demente.

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