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Una fama desagradable

<STRONG>Detalles<BR></STRONG>Una fama desagradable

Cada día que pasa se hace más evidente que el narcotráfico en nuestro territorio va ganando terreno. Poco a poco, este lastre que hoy sufre la humanidad, está cambiando la imagen de nuestro país, que ya muchos consideran que se  ha convertido en un importante puente de distribución a escala internacional de estupefacientes.

El narcotráfico tiene muchos años operando aquí, pero ha sido después del caso Quirino que a nivel público ha quedado más profundamente al descubierto, lo que ha inquietado a la mayoría de los ciudadanos dominicanos.

Quiera Dios, que el narcotráfico no siga ganando terreno de tal forma que nos puedan encasillar con la etiqueta de narco estado. Si esto llegara a suceder no será tarea fácil quitarse esa mala fama, pues debemos recordar todo el drama humano de desprecio y humillación que han tenido que  soportar por largos años  los colombianos en el mundo, pues injustamente ellos son sinónimos de mafia narcótica, pese a que tienen un país bello, maravilloso y su gente es de las más cultas del mundo.

Pues bien, si nuestra reputación en materia de narcotráfico se sigue deteriorando estaremos expuestos a la percepción internacional de que todos los dominicanos formamos parte del negocio de los estupefacientes y sentiremos el rechazo de gentes de otras latitudes.

No sólo nuestra reputación está en juego sino nuestra propia seguridad. A medida que el narcotráfico penetre en todo nuestro territorio, los capos serán más fuertes e intocables, Tengamos en cuenta que ellos son grandes criminales e incluso terroristas.

El famoso capo Pablo Escobar, cuando su poderes e intereses fueron tocados mandó a colocar una potente bomba en un  avión de Avianca muriendo alrededor de unas 125 personas, por el simple hecho de que él pensaba que el presidente  de Colombia de ese entonces, César Gaviria, viajaba en esa aeronave.

Luego mandó a secuestrar hijos de gentes importantes, y ordenó matar a diputados, senadores e incluso hizo estallar  un lugar repleto de niños.

Si nos quedamos callados, indiferentes, luego no nos quejemos cuando todo el país se convierta en un estado de terror,  como está  sucediendo en Azua, lugar donde hasta los periodistas tienen miedo a  denunciar por temor a perder  sus vidas,  luego que asesinaran al periodista  Juan Andújar y  le cortaron un brazo a José Sención.

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