El presidente  de la Cooperativa de la  Cámara de Diputados,  Pedro Beltré, y  el tesorero, Antonio Santana Paulino, fueron cancelados tras detectarse  en esa entidad una serie de irregularidades entre las que  figuran carencia  de registro contable,  falta de información en torno a los préstamos otorgados y  ausencia de los balances sobre los ingresos y egresos y de las inversiones.

De acuerdo con los datos obtenidos,  Beltré y  Santana Paulino adoptaban decisiones  de manera unilateral y sin informar a los demás directivos.

Los préstamos eran otorgados  sin las depuraciones reglamentarias.

También se detectaron irregularidades en la compra y venta de vehículos, en franca violación a los reglamentos.

Tres vehículos  que fueron adquiridos para ser rifados  entre los socios de la cooperativa quedaron en manos de esos dos directivos, sin que se conozcan los mecanismos que utilizaron para esto.

La situación se venía registrando durante  los últimos tres años, según se informó.

Intervención.  Al detectar la situación hace unos 15 días, la Cámara de Diputados intervino la cooperativa y contrató la firma de auditores Segura, Mercedes y Asociados para  realizar un levantamiento y presente un informe, en adición a otro que en base a una investigación realizará el Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (Idecoop).

La cooperativa de la Cámara de Diputados tiene RD$40 millones en ahorros de sus socios y RD$47 millones en préstamos.

Esta institución no reparte beneficios desde hace cuatro años, en detrimento de sus socios.

Reclamo.   Varios diputados consultados en torno a la situación favorecieron que se realice una rigurosa investigación, a fin de establecer responsabilidades por ante la justicia ordinaria.

Marino Collante, presidente de la Comisión de Finanzas del organismo legislativo, dijo  que espera que  los informes de lugar sobre las pesquisas sean rendidos a la  brevedad posible.

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Alerta

La irregularidad fue detectada luego que un ciudadano solicitó una  información relativa a  la Cooperativa a través de la Oficina de Libre Acceso. La encargada de esa unidad    requirió los datos al presidente de la cooperativa, quien se resistió a ello. Esto motivó el inicio de una investigación que abrió   una “caja de pandora”. Las pocas informaciones existentes  eran anotadas en una mascota, como si se tratara de un “colmadito”.