Consumir es el objetivo esencial de cualquier economía. Sus oscilaciones son la causa principal de las expansiones y las recesiones en el corto plazo, a la vez que la compatibilidad de su nivel con el nivel de ahorro incide en el crecimiento económico de largo plazo.

Es por ello que en una economía será siempre imprescindible analizar el papel que juega el consumo como factor que dinamiza el comportamiento del mercado interno y como parte esencial del desenvolvimiento económico de un país.

Es fácil conocer los niveles de consumo del país, pues así como el Producto Interno Bruto mide el valor de la producción de bienes y servicios, el consumo nacional es un agregado de cantidad que mide el valor del gasto. La contabilidad nacional clasifica los gastos hacia los sectores privado, público y externo. El gasto del sector privado puede a su vez dividirse en gastos en mercancías y servicios y gastos de mercancías de inversión. Por ello, el consumo es un agregado de cantidades que mide el valor de todas las mercancías que compran los hogares, excepto las viviendas, el capital productivo y las existencias, que serían gastos de inversión.

La discusión en torno al consumo es uno de los puntos más debatidos en una economía, ya que constituye la parte más importante de la demanda agregada. En los países industriales se sitúa en un rango de 54 a 68%, correspondiendo el nivel más alto a Estados Unidos. En el caso de los países en desarrollo existe una situación sumamente heterogénea debido a que existen países con alto nivel de consumo, y otros en donde el nivel es muy bajo. Los gastos del sector público se agrupan en dos grandes categorías: el consumo público (o gasto corriente) y la inversión pública. El consumo público es un agregado que mide el gasto del sector público en mercancías de consumo y servicios. La inversión pública mide el gasto público en mercancías de inversión.

Consumo y crecimiento económico
En la economía dominicana el consumo representa el 81.2% de la demanda interna y el 43.5% de la demanda agregada. De allí, puede comprobarse que el consumo privado, al igual que en muchas partes del mundo, representa la parte más importante de dicha demanda estimándose que en el período 1987-2007 representó en promedio el 76.8% del PIB, siendo superior a principios de los años sesenta y setenta, declinando posteriormente, para acabar con una relación de 69.9% del PIB en 2007.

Esta declinante participación de la propensión media a consumir como proporción del PIB es una cuestión normal, puesto que a mayor nivel de producto por habitante menor propensión media a consumir. En el caso dominicano, al elevarse el producto por habitante de 922.0 dólares a 3,878.4 dólares entre 1987 a 2007, la propensión media total declinó de 86.7 a 78.9%, tal y como era de esperarse. Las propensiones medias y marginales a consumir tienden a ser mas elevadas entre más bajo es el nivel de ingreso y tienden a reducirse conforme se eleva el ingreso.

El comportamiento de la propensión marginal a consumir en la teoría se asume que es un valor entre 0 y 1. Sin embargo, en economías en que existen fluctuaciones cíclicas severas, el consumo tiende a caer más que el PIB en el año de choque, lo que da por consecuencia que la propensión marginal a consumir se eleve por arriba de uno. También, en períodos inflacionarios elevados, las personas crean expectativas de que los precios van a continuar creciendo rápidamente, por lo que intentan siempre proteger su nivel de ingreso consumiendo hoy lo que podrían desear en el futuro.

Si se diese el caso de la aplicación de una efectiva política antiinflacionaria en las cuales las personas no logren ajustar inmediatamente sus expectativas el resultado sería un crecimiento del consumo más rápido que el del producto, y se apreciaría en la elasticidad del consumo nacional con respecto al PIB. En las recientes décadas, el consumo total creció en 0.98 pesos por cada peso en que creció la producción nacional. Este coeficiente de flexibilidad se redujo a 0.51 durante 2003, principalmente debido a los mecanismos de restricción monetaria y fiscal que han caracterizado a la política económica, aumentando significativamente a 0.70 el pasado año.

Los determinantes. El nivel de ingreso disponible es el determinante esencial de las cantidades que consumen y ahorran las familias, así como el precio es el determinante esencial de la cantidad demandada de un solo producto. No obstante, existen otros determinantes importantes a considerar, como lo son la riqueza, las expectativas, el endeudamiento y los impuestos. En general, cuanto mayor es la riqueza que acumulen las familias, mayor es el volumen de consumo y menor el volumen de ahorro asociados a nivel de ingreso corriente. La riqueza corresponde a los activos reales (una casa, joyas, cuadros, automóviles, computadoras, televisores, VHS/DVD y otros activos durables). Pero también se consideran los activos financieros (efectivo, cuentas de ahorro, acciones, bonos, certificados, pólizas de seguros, pensiones, etc.) que poseen las familias. Estas ahorran (se abstienen de consumir) para acumular riqueza.

Las expectativas de las familias acerca de los precios, los ingresos monetarios y la disponibilidad de bienes en el futuro puedan afectar también notablemente el gasto y el ahorro efectivos. La expectativa de incrementos de precios y de escasez de productos mañana puede llevar a que se gaste más y se ahorre menos en el presente, razón por la cual las expectativas de inflación se convierten en otro determinante esencial de la capacidad de compra de los hogares. Esta juega un rol negativo al afectar en forma perversa la asignación de recursos y la productividad global del sistema económico. Una tasa reducida y estable del crecimiento de los precios favorece al consumo.

El nivel de endeudamiento es un tercer determinante clave. Cuando los consumidores como grupo aumentan su deuda, pueden aumentar su consumo corriente. Ese mayor endeudamiento les permite incrementar el consumo a cada nivel de ingreso disponible. Pero cuando el nivel de deuda se vuelve demasiado alto, pueden tomar la decisión de reducir el consumo para pagar parte de la deuda acumulada.

También los impuestos y los subsidios juegan un papel importante para el consumo. Aumentos de los impuestos internos se traducen en una contracción de la demanda. Estos impuestos han sido medidos por la tasa del impuesto al valor agregado. El impuesto al gasto, tal y como se aplica con el ITBIS, vuelve más caros los productos y por tanto, desalienta su consumo. Por su parte, si bien es cierto que los subsidios favorecen el incremento del gasto y el consumo al reducir el precio de los bienes y servicios, también es cierto que envían señales equivocadas a los consumidores, lo que provoca una asignación ineficiente de sus recursos.

Zoom

Sustentable
El consumo es un factor de suma importancia dentro del modelo económico mundial en la actualidad ya que sin él no habría ni producción ni ganancia. Es por ello que se dice que el grado de desarrollo de un país está fuertemente influenciado por la propensión media a consumir, es decir, los niveles de consumo como porcentaje del PIB. Debido a este estrecho vínculo, la definición de consumo sustentable va de la mano con la definición de desarrollo sustentable.

La cifra

20.79% es la tasa de crecimiento promedio del nivel de consumo en la RD entre 1987 y 2007. Dicho crecimiento ha sido menor al del total de consumo en los 90s (21.62%) y al nivel alcanzado en los 80s (24.85%).