Pedro Castillo, el recién destituido presidente de Perú, fue detenido por las autoridades instantes después de que el Congreso, que él mismo disolvió este miércoles, lo destituyera del cargo. Según trascendió, la detención fue posible gracias al bloqueo de varios vehículos policiales que lo interceptaron luego de que abandonara por la puerta de atrás el Palacio presidencial con su familia.
“Se dictan las siguientes medidas: disolver temporalmente el Congreso de la República e instaurar un gobierno de emergencia excepcional; convocar en el más breve plazo a un nuevo Congreso con facultades constituyentes para elaborar una nueva Constitución en un plazo no mayor de nueve meses”, había dicho Castillo horas antes en un discurso que fue retransmitido por televisión.
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En ese mismo mensaje, anunció que se gobernaría mediante decretos ley hasta que se instaurara el nuevo Congreso. Además, decretó el toque de queda en el país, así como la reorganización del sistema de justicia, el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia, el Tribunal Constitucional.
Las decisiones de Castillo fueron interpretadas como un golpe de Estado. Al caos político se sumó que este mismo miércoles el Congreso debatiría una moción de destitución en su contra por “permanente incapacidad moral”.
Antes de su detención, el Gobierno de Joe Biden pidió “enfáticamente al presidente Castillo a revertir su intento de cerrar el Congreso y permitir que las instituciones democráticas de Perú funcionen según la Constitución”, al rechazar “categóricamente cualquier acto extraconstitucional del presidente” para impedir que el Congreso cumpla con su mandato.