Detrás de Mozart

Detrás de Mozart

Hace ya unos años, en mi segundo viaje a Viena a participar en un congreso sobre los derrames cerebrales, junto a los distinguidos colegas doctores Santiago Valenzuela y Enrique Cantizano, fuimos invitados a un concierto con la Sinfónica de Viena con música de Mozart en el palacio de la Ópera de Viena. La Ópera de Viena es la compañía de ópera más importante y conocida a nivel mundial y se encuentra abierta desde 1869. Hasta el 1920 se llamó Teatro de la Ópera de la Corte Imperial y Real de Viena, un hermoso edificio neo renacentista, con una acústica excepcional. Más de 350 obras se presentan anualmente en sus salones; es gratísimo caminar por la calle Karntner. Mozart es mi compositor clásico preferido y como tal estando en su tierra natal procedimos a seguir sus huellas.
Todos los palacios antiguos en Austria tienen salones de música, en ellos me imaginé al joven Wolfgang Amadeus Mozart interpretar sus composiciones pues fue un niño prodigio y luego un maestro del clasicismo musical. El primero de los visitados fue el Palacio Imperial de Hofburg, con tan buena suerte que coincidimos con el día Nacional de Austria (26 de octubre) y pudimos tener acceso. La segunda visita fue al majestuoso Palacio de Schonbrunn, también conocido como el Versalles vienés. Una verdadera obra de arte, con una belleza arquitectónica inigualable y unos jardines de ensueño. Allí «vi y oí» a Mozart interpretando sus conciertos de piano y sus sinfonías, en mi imaginación también lo «oí» interpretar su Sinfonía número 40, con la que nos habíamos deleitado la noche anterior.
Al día siguiente viajamos a su ciudad natal Salzburgo, 300 kilómetros de verdor, ríos caudalosos, cascadas hermosas, en fin, un viaje gratificante. Llegamos a esta ciudad cerca de Alemania, nuestra primera visita fue a su Catedral, edifico barroco del siglo XVII situada en el centro de la ciudad vieja, vimos la pila bautismal donde el genio musical fue bautizado el 28 de enero de 1756 al día siguiente de su nacimiento. Subimos al coro, donde el joven inició sus primeros pasos musicales. Luego fuimos a su casa natal y vimos pianos, un clavecín (piano antiguo con cuerdas) y violines de su propiedad, su habitación, su ropa y los enseres de la época en que vivió, con buena museografía para honrar su memoria. Luego pasamos al restaurante Brunnauer: sus finas atenciones y la calidad de su comida justifican las 5 estrellas que tiene, en lo particular degusté unos escalopines de ternera ahogados en el vino Pellegrino Marsala Riserva, acompañado el almuerzo del clásico vino austriaco el Gemischter Satz. Al regresar a Viena la noche terminó en una verdadera «bohemia», viajamos directo al barrio Grinzing el distrito de los viñedos al norte de la ciudad, fuimos invitados a una Heuriger (taberna), los médicos de Centroamérica participantes del congreso y nosotros. Una verdadera chercha, le pedimos al Dr. Santiago Valenzuela que nos interpretara en su fluido inglés y su voz de crooner, la famosa canción de Paul Anka»My Way» (A mi manera), la que el mismo Frank Sinatra llamó su «himno nacional». Dice así: «Ahora que el final se acerca y entonces tendré que enfrentar el telón final. Mis amigos, les diré sin rodeos que hablaré de mi caso, que es del que estoy seguro. He vivido una vida plena, viajé por todos los caminos. Y más y mucho más que esto lo hice a mi manera. Arrepentimientos he tenido pocos, pero igualmente son tan pocos que no vale la pena ni mencionar. Yo hice lo que debía hacer y lo hice verdaderamente sin excepciones. Planeé cada momento trazado, cada paso cuidosamente en el camino, pero más que eso lo hice a mi manera». En suma, y como podrán haber percibido, disfrutamos plenamente de Mozart y de su hermoso país.

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