Detrás del jolgorio pseudonacionalista

Detrás del jolgorio pseudonacionalista

Millizen Uribe

En “El Príncipe”, famoso tratado de teoría política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513, el autor recomienda a quienes quieran controlar al pueblo entretenerlo con fiestas y espectáculos.

Señala que al darle pan y circo no tendrá tiempo de razonar sobre otras cosas, estará entretenido y el monarca dispondrá del poder a su conveniencia.

En República Dominicana falta el pan pero sobra el circo. No siempre se trata de fiestas o espectáculos, mas siempre hay la espectacularización de ciertos temas. Las relaciones dominico-haitianas, con sus implicaciones migratorias y comerciales, es uno de ellos.

La semana pasada el embajador dominicano ante la OEA, Pedro Vergés, acusó al canciller haitiano, Lener Renauld, de usar el tema migratorio para distraer la atención de la comunidad internacional de los problemas electorales internos que enfrenta Haití.

Si analizamos la escena dominicana podríamos concluir que no sólo las autoridades haitianas están sacando provecho político, económico y electoral de este tema.

Y es que además de mantener las problemáticas relacionadas a la migración haitiana en la palestra, actores y sectores dañinos al país en otros temas, se venden como defensores de la Patria y de la soberanía.

Una estrategia acertada si se toma en cuenta que lo nacional suele generar apoyo masivo e incrementar popularidades. Lamentablemente, no hay amor genuino a la Patria ni interés real por lo colectivo.

Lo cierto es que mientras, producto de esta estrategia, la atención se centra en el tema migratorio, quedan sin debate serio y solución definitiva, problemas estructurales que preocupan a los dominicanos.

La delincuencia, el alto costo de la vida, el desempleo y los bajos salarios, la corrupción, las deficiencias de salud y educación, pobreza, agua potable, apagones, transporte, violencia contra la mujer preocupan a los dominicanos, como confirma la encuesta Gallup-Hoy de la víspera, y están fuera del debate nacional.

Tampoco entran en la agenda los cuestionamientos al gobierno y a la licitación de las plantas a carbón, por la presunta sobrevaluación multimillonaria concedida al consorcio brasileño Odebretch.

Pierde cobertura mediática el juicio de Félix Bautista y la crisis interna del PLD.

Y es que detrás de este jolgorio pseudonacionalistas, sostenidos por quienes intentan venderse como patriotas en este tema pero en su praxis política y económica atentan constantemente contra los intereses nacionales, está la intención de distraer la atención nacional de problemas que nos aquejan y sus culpables.

Nacionalistas no son todos los que están. No lo son quienes colocan sus intereses personales, económicos y políticos por encima del bienestar de la nación y le sustraen sus recursos. Como consecuencia, la República digna y justa de Duarte queda aún pendiente. ¡Nada más antinacionalista!

 

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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