El pasado sábado, el dominicano Jackson Mariñez pareció haber obtenido un triunfo claro sobre el estadounidense Rolando Romero.
Sin embargo, los jueces que estuvieron a su cargo la decisión del combate dieron ganador (de forma unánime) a Romero.
De inmediato, las redes sociales se encendieron con críticas que procedían de boxeadores, fanáticos y periodistas.
La pelea fue celebrada en el Mohegan Sun Arena de Uncasville, Connecticut. Estaba en disputa el título interino del peso ligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
“Un robo en Connecticut”, dijeron algunos.
El mismo presidente de la AMB, Gilberto Mendoza, declaró que había visto ganar al dominicano por 116-112 y, luego, reveló que se comunicó con los boxeadores envueltos y sus respectivos equipos para ordenar una revancha inmediata.
Este tipo de decisiones son las que provocan “un gran daño” a la “deteriorada” imagen del boxeo.
La pelea fue transmitida por ESPN y el juez que llevaba la anotación para esta cadena dio vencedor a Mariñez por 117-111.
En el último asalto del combate, se escuchó claramente al entrenador de Romero decir que para ganar debía noquear al dominicano.
La AMB dice que el resultado no puede cambiarse porque los jueces son independientes en la toma de sus decisiones y que lo único que puede hacer es ordenar la revancha. En el béisbol se revisan las jugadas y de comprobarse una decisión incorrecta se procede a corregirse. El boxeo debería hacer lo mismo.