Como todos los años, cientos de personas acudieron ayer a los cementeros a acondicionar los espacios que alojan los restos de sus muertos, previo a la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos.
Los deudos agendan la fecha con un sentimiento similar al expresado en los días de la Madre o del Padre.
Los parientes saben que no tienen comunicación con sus muertos, pero guardan las tradiciones para honrar la memoria de quienes se consideran que pasaron a una mejor vida.
Por primera vez, ayer, Félix Bautista entendió necesario ir al cementerio de Cristo Rey a ver el nicho de su esposa, fallecida hace año y medio. Como él, decenas de familias aprovecharon para limpiar tumbas, panteones y sepulturas más informales. La queja es común: las autoridades municipales hacen poco por mantener los camposantos libres de basura, hierba y aguas contaminadas.
Al otro lado de la zona de Cristo Rey, en el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez, Margot Vargas abandonaba el recinto donde acababa de sepultar a un familiar. Con los ojos nublados por las lágrimas expresó: Esto luce muy deteriorado.
¡Doña! ¿Viene a limpiar la tumba?. Con esta pregunta recibió un joven de 11 años a esta redactora en el cementerio. A sus espaldas, la florera Morena, a quien todos llaman Paso Fino, lamentaba la caída de las ventas de las rosas y velones.