Devaluación del dólar e inflación mundial

Devaluación del dólar e inflación mundial

El aumento sostenido en los precios del petróleo, alimentos y materias primas  representa un fenómeno de “choque de demanda”, con múltiples causas coyunturales, pero cuyo detonante ha sido un largo período de políticas monetarias expansivas de las naciones desarrolladas, especialmente los EU, más una expansión del crédito a bajas tasas de interés. Ese aumento de la oferta y el crédito provocó que entre mediados del 2003 y el 2007 el incremento anual del índice de precios del petróleo fue 30.3% y todos los commodities 23%, mientras el dólar cayó desde 1.17 por un euro hasta 1.38.  Para enfrentar las crisis sub-prime, los bancos centrales, con la Reserva Federal a la cabeza, inyectaron decenas de miles de millones de dólares al sector financiero y desde el 18 de septiembre del año pasado hasta el pasado 30 de abril la FED redujo los tipos de interés desde 5.25% hasta 2% (el mayor ciclo de rebajas desde 1984) como forma de evitar la recesión; sin embargo esa política ha contribuido a debilitar aun más el dólar, elevando su cotización en la actualidad a 1.56 euros, estimulando mayores alzas en los precios de los commodities. La debilidad del dólar ha provocado pérdida de confianza de Wall Street en los títulos de compañías y la búsqueda de rentabilidad en la opción de comprar y vender petróleo, alimentos y materias primas. No solo los fondos de inversión de riesgo (hedge funds) apuestan en estos mercados, sino bancos importantes como Goldman Sachs y Morgan Stanley están tratando de reducir las pérdidas sub-prime con los beneficios de estas operaciones a futuro que aumentaron en 52% el año pasado, llevando de paso a récord históricos los precios mundiales.

La inflación ha pasado a ser la principal preocupación de la Reserva Federal y ya el mercado da por descontado un aumento en las tasas de interés a partir del último trimestre, eso representaría el primer paso para desinflar la burbuja de los commodities y la estabilización de los precios, pero aun esa receta aparentemente podría conducir a una crisis de crédito, con un sector financiero que no se ha recuperado de la crisis sub-prime, y una recesión mundial.

En cuanto a nuestro país se refiere todas las opciones conducen a un fuerte ajuste fiscal, primordialmente del lado del gasto, mantenimiento de la actual disciplina monetaria, seguir estimulando tasas de interés atractivas a la inversión extranjera en cartera, un acuerdo de vigilancia con el FMI, políticas de mediano plazo para ahorrar y reducir la dependencia del petróleo y más recursos a la agropecuaria.

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