Devaluación del salario

Devaluación del salario

Sin saber cómo terminarán las cosas, en verdad nadie puede anticiparlo, las pruebas vienen de fuera, el Gobierno decidió concentrarse en la tormenta política Odebrecht. Su objetivo, se observa desde cualquier ángulo, es que el ciclón le haga el menor daño político. El problema es que está olvidando un pre-requisito esencial: con políticas precautorias, garantizar que se mantendrá la estabilidad macroeconómica. Sin mencionar a Odebrecht, el FMI lo advirtió, asechan turbulencias externas. Con otras palabras, que es peligroso depender de la buena suerte, confiar en que todo seguirá igual, porque no será así.
El Gobierno lo sabe mejor que nadie. Sin reducir el gasto social las finanzas públicas no soportan aumentos de los intereses, que siga ampliándose la brecha entre el precio medio que pagamos por el petróleo y el del presupuesto, combinados con más apreciaciones del dólar.
En ese escenario, el aumento de salario opera como política precautoria, sabiendo que el mínimo (empresas grandes, RD$11,292; medianas, RD$7,763 y pequeñas, RD$6,880) se estableció a mediados de 2013. Que con el primero, el trabajador apenas puede pagar un tercio del costo de los bienes y servicios de la canasta (productos alimenticios, transporte, vivienda, salud, educación, telecomunicaciones, entre otros). Y poco más de la mitad con el ingreso (RD$16,322) medio mensual, según encuesta Fuerza de Trabajo del Banco Central.
Que para completar se endeudó, y ahora, lo que debe, por mucho supera su capacidad de pago. Es que, además de retraso del salario nominal, ha estado perdiendo poder de compra. Acumulado 5.6% hasta 2016, como resultado, después de México, el salario real se mantiene como el más bajo de Latinoamérica, lo que es mucho decir.
De lo anterior se derivan tres enseñanzas que no pueden ser ignoradas. Uno, la deuda que el trabajador tiene acumulada es una amenaza potencial para el crecimiento de la economía. Dos, el costo salarial, no ha sido ni es un factor de explicación del retroceso de las exportaciones nacionales tradicionales. Que sin oro cayeron en 1.7% y 7.4% sin oro ni zonas francas, como promedio anual de 2013 a 2016. Así que las razones deben buscarse por otro lado.
Y Tres, lo dice la lógica económica y el sentido común, si el salario mínimo es ajustado por inflación y crecimiento de la productividad, para el trabajador aumentar el incentivo de elevar su productividad, favoreciendo las exportaciones. El salario conservaría su poder de compra, mejoraría su participación relativa en el PIB, contribuyendo a cambiar la observada tendencia negativa de concentrar el ingreso en pocas manos.
Como el Conep apoya el aumento de salario, el Gobierno también y la oposición política lo reclama, no se entiende por qué se dilata la convocatoria para llegar a un entendido. El aumento del ingreso medio por hora reduciría la presión de la deuda del trabajador, tiende a estabilizar su consumo, que es el principal componente del PIB. Además, como una de las medidas precautorias recomendadas por el FMI, prepara las finanzas públicas y la balanza de pagos, para enfrentar turbulencias económicas, como las referidas más arriba. Que Trump ahora potencia, rechazando a migrantes, el libre flujo internacional de comercio y capitales, fundamentales para garantizar el crecimiento de nuestra economía con estabilidad de precios.

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