Va escalando prontamente posición en los primeros planos el dilema sobre si procede o no disponer, en coincidencia con una reforma fiscal, un aumento generalizado de salarios en la República Dominicana.
A partir de los resultados de las elecciones presidenciales de mayo último, el debate podría considerarse inevitable. El alto costo de la vida que golpea con fuerza a los consumidores desde hace más de un año, dominó discursos y seguramente influyó de manera importante en las decisiones de los votantes.
El país ha estado sometido a una depreciación de su moneda, pero con un efecto que trasciende en mucho lo salarial.
No es solo que el trabajador y el empleado de bajos ingresos han visto disminuir su calidad de vida a causa de la inflación y despidos. Es que además los entes de producción y servicios, los empleadores en sentido general, han sufrido gran daño al esfumarse una parte de sus ventas y rentabilidad.
La gente compra menos, el peso vale menos. Trabajar es menos remunerativo; hacer negocio, también.
El país sigue bajo los efectos de la crisis financiera que arrancó con quiebras bancarias que todavía hoy se busca contrarrestar con emisiones monetarias sin respaldo expresadas en certificados del Banco Central. Algunos factores externos, como el alza del petróleo, también han pesado.
Es por ello que al procurar posibles soluciones al drama de la erosión en el poder de compra, los analistas By sobre todo aquellos que tienen poder de decisión- deben enfocar la realidad en la plenitud de sus aspectos y niveles.
Se habla de la indexación como el mecanismo justo que haría falta aquí para que automáticamente los sueldos sean elevados cada vez en la proporción en que suba el costo de la vida
Pero hay que estar advertido de que si no se corrigen las causas básicas de la depreciación sobrevendría una carrera de salarios detrás de los precios como ha sucedido con penosos resultados en otras partes del mundo.
La consideración hasta el final de los asuntos salariales es algo que debe seguir su curso de discusiones en las que cada parte tratará de hacer valer su punto de vista.
Un marco de enfoque amplio debe llevar a reconocer, de todos modos, que lo primordial es tomar medidas que atenúen desde su origen la devaluación y que se apliquen correctivos que den mayor valor al ingreso, independientemente de cualquier resolución encaminada a subir, bajo obligatoriedad, los salarios nominales.
Debemos observar, sin embargo, y pese a todos los correctivos que se tomen, que la inmensa mayoría de los dominicanos no pueden atender sus necesidades más perentorias con los salarios que hoy devengan. Y eso es algo que debe corregirse sin mayor dilación.