Devotos de la Virgen

Devotos de la Virgen

Los feligreses llegaron con el corazón rebosante de fe e hicieron su peregrinar por el santuario de la Virgen de la Altagracia. Con esa noble actitud le dieron gracias a la madre espiritual de los dominicanos por las bendiciones y los favores recibidos durante un momento crítico de sus vidas.

Cada 21 de enero miles de personas procedentes de diferentes lugares del país se congregan en la Basílica Nuestra Señora de La Altagracia de Higüey, santuario principal de esta patrona, que en la capital cuenta con una parroquia ubicada en la calle Hostos Nº 354, casi esquina Mercedes, donde ayer el sacerdote Salvador Espeleta ofició misas en diferentes horarios dedicados a la Virgen.

Antes de iniciar la Eucaristía, hombres, mujeres y niños se unieron mediante el lenguaje de la fe a rezar el Santo Rosario frente a su Madre, a quien se rinde una especial devoción.

Con cánticos de promesas y gratitud, interpretados por el Coro del Convento de los Dominicos, entró el sacerdote al templo, quien con el ritual del incienso dejó en el aire un rico aroma para recibir la presencia de Dios.

Muy atentos, los devotos escucharon la primera lectura tomada del profeta Isaías, cuyo salmo responsorial fue: “El Señor ha hecho en mí grandes cosas, su nombre es Santo”. Luego la segunda carta del apóstol San Pablo a los Gálatas y el evangelio según San Lucas, en la que a los seis meses de estar embarazada la virgen María se le presentó el ángel Gabriel y le dijo: “Bendita tú entre las mujeres… haz encontrado gracia ante Dios”.

En la reflexión de las lecturas, el sacerdote Salvador Espeleta exhortó al pueblo dominicano a mantener firme su fe frente a todas las circunstancias adversas que se presenten, pues la Virgen de la Altagracia y Dios nunca desamparan a sus hijos.

Tras concluir el sermón, los devotos –que abarrotaron el templo– profesaron su fe al Topoderoso a través del Credo. En plena actitud de oración le confiaron sus penas, y le agradecieron infinitamente su amor y sus bendiciones.

En la parte final de la Eucaristía, todos se unieron como una gran familia al darse el abrazo de la paz, momento que llenó sus corazones de gozo y alegría.

[b]ORIGEN DE LA CELEBRACIÓN[/b]

Esta fecha religiosa tienen su origen en un voto que ofrecieron los macheteros de Higüey y de El Seibo al obtener su protección en la batalla que libraron las tropas españolas y francesas en La Limonade, territorio haitiano, el 21 de enero de 1691.

La imagen de la Virgen tiene el privilegio de ser dos veces coronada: la primera fue el 15 de agosto de 1922, y la segunda cuando nos visitó el Papa Juan Pablo II el día 25 de enero del año 1979, quien la coronó con una diadema de plata sobredorada reconociéndola como la primera evangelizadora de América. La Virgen tiene los colores de la bandera dominicana.

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