El pasado domingo 29 celebramos el “Día de la Ética” en el país; por esta razón y por una muy gentil invitación de parte del distinguido amigo el Lic. Isidoro Santana, Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, brindamos en los salones de esa institución la conferencia “El profesional y la moral”. Desde que tengo uso de razón empecé a oír en mi hogar las palabras “ética” y “moral”, soy hijo de un abogado que dedicó gran parte de su vida al estudio y la difusión de estos temas; por eso, de sus 18 libros escritos la mayoría se refieren a temas éticos y morales. Ese soñador fue el Dr. José Silié Gatón. Ahora ustedes comprenderán por qué un grupo de intelectuales dominicanos y extranjeros lo llaman el “Padre de la ética nacional”. Cito las palabras del prominente jurista el Dr. Héctor Dotel Matos al presentar hace unos años en la Academia de Ciencias, la última obra de mi padre, Ética del Juez: “Ya en la página 67 de esta enjundiosa obra, el autor nos dice: “La justicia postula la armonía de la ley y el derecho, como punto de entronque filosófico para el logro de un equilibrio dirigido hacia la conformación social en su comportamiento vivencial. Silié Gatón no es un quijote como podrían pensar algunos, él es Cervantes, Valle-Inclán, Rubén Darío, Hostos o Francisco Bonó. Él siente el alma del legendario misario que se glorificaba, sin más, en sonar las campanas de la iglesia, llamando a los fieles los domingos, a escuchar bellos e instructivos sermones, como han sido convocados todos ustedes esta noche, a presencia el nacimiento de una obra egregia y vigorosa como ética del juez”.
Siendo la Ética la ciencia aplicada al arte de vivir y la Moral el conjunto de hechos sicológicos que dignifican la vida, nada se opone a que pensemos como el profesor Octavio de la Suaré, en el sentido de aplicar conjuntamente la Moral y la Ética a la profesión, para constituir lo que se ha dado en llamar Moralética (moral-ética). La una y la otra dejan de ser dos ciencias opuestas e independientes para formar una sola, por su gran afinidad deontológica, o lo que es lo mismo, la estructura formada por tratados de los deberes y derechos. Es la parte de la filosofía que explica con espíritu homogéneo las diferencias superficiales y las semejanzas profundas que hay entre Moral y Ética, cuando del territorio cultural se trata. La Moralética es el instrumento humanista para la búsqueda de la buena conducta del hombre mediante leyes y normas conducentes a la virtud.
¿Qué es la profesión? En un sentido impropio la profesión es una ocupación del hombre con un fin concreto. Diríamos que objetivamente es aquella realidad material o espiritual que absorbe parte de la actividad del hombre dando lugar a un quehacer específico. Formalmente, es el ejercicio de algunas de las facultades del hombre sobre algo definido y concreto. Si asociamos el quehacer profesional a lo moral y al bien, sabemos que la existencia de las normas morales eternamente ha conmovido a la persona humana, y que desde pequeños cultivamos (o nos hacen cultivar) por diferentes medios la existencia de esas normas, y siempre somos conmovidos por ellas en forma de consejo, de orden o en otros casos como necesidad o prohibición, pero con el fin de orientar y establecer la correcta conducta humana.
Sabedores de que la palabra ética deriva del griego “ethos”, que significa costumbre y la palabra moral del latín mos, “moris” que simboliza por igual costumbre; por lo tanto, ética y moral significan lo mismo. Ambas palabras se refieren a las costumbres; por lo tanto la definición nominal de ética sería la ciencia de las costumbres. No obstante lo anterior, es preciso resaltar que lo que le interesa a la ética es estudiar la bondad o la maldad de los actos humanos, sin incumbirse en otros aspectos o enfoques. Por lo tanto, podemos determinar que el objeto material de su estudio son los actos humanos y su esencia formal, la bondad o la maldad de dichas acciones. Partiendo del punto de vista de que la Moral es la ciencia mediante la cual se estudian los actos humanos o las costumbres, en razón de que de que no solo se ocupa de lo que se hace, sino de lo que se debe hacer, se convierte entonteces en ciencia de hecho y de derecho. De eso “conversamos” en el Ministerio en mi plática sobre la ética, la moral y el quehacer profesional.