Enmanuel tiene seis años. Es un niño amigable, cariñoso y amable. Al nacer tuvo que ser ingresado en una sala de cirugía para ser operado del corazón, debido a que nació con las arterías principales de ese órgano mal ubicadas.

Aunque el procedimiento clínico fue a los ocho días de nacido, Enmanuel sobrepasó todo pronóstico y logró superar esa situación, a pesar de su corta edad. De esa intervención quirúrgica solo quedó la pequeña cicatriz que divide su pecho en dos.

Sin embargo, este pequeño infante a diario tiene que enfrentarse a una situación mucho más compleja: el autismo. Él es uno, según estadísticas mundiales, de cada 55 nacidos, que padece este trastorno que afecta la capacidad de comunicación, imaginación y relación social.

Hijo de padres dominicanos, recibe varias terapias, en Chicago donde reside. Algunas para mejorar sus condiciones motoras y otras para lograr que pueda comunicarse con las personas que le rodean, ya que nunca ha hablado.

Sin embargo, el acceso a terapias que ha tenido Enmanuel, no es el mismo que han tenido otros niños criollos, afectados por autismo, según explica la doctora Ada Alba Drullard, presidenta de la Fundación Dominicana de Autismo, entidad que hoy, Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, cumple 18 años de creada.

“Soy doctora, pero soy madre de un niño con autismo y es el mejor regalo que Dios me ha dado”, afirma con gran entusiasmo Ada, quien cuenta con orgullo que su hijo se llama Ray Piña, tiene 30 años de edad y todavía recibe terapia para poder hablar con facilidad.

Faltan esfuerzos. Drullard, quien es médico de profesión, narra cómo decidió, junto a otras madres, crear la Fundación con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los niños con esta condición particular.

Reconoce que en el país no se han realizado suficientes esfuerzos para diagnosticar y tratar a los niños afectados por el autismo, por lo que no han podido establecer estadísticas confiables de cuántos niños autistas hay en República Dominicana, aunque estiman, basados en cifras internacionales, que deben existir alrededor de 160 mil afectados por este trastorno, el cual se presenta en una proporción de una niña entre cinco niños, lo que lo hace más frecuente en varones.

Indica que es importante que los padre puedan darse cuenta a temprana edad si sus hijos están afectados con autismo, ya que a pesar de ser una afección permanente, puede ser tratada y mejorar los síntomas que padecen los niños.

Explica que los autistas tienen una alta sensibilidad a los estímulos, por lo que se tapan los oídos, actúan como sordos, son personas aisladas, tienen una baja capacidad de comunicarse, poseen imaginación limitada, sufren trastornos de conducta y algunos caminan de puntillas.

Destaca que es por  todas estas particularidades que los niños autistas, en muchos casos tienden a ser agresivos.

“Imagínate que tengas hambre y no puedas pedir comida, esa es la sensación que vive un niño con autismo”, insiste Ada, quien agrega sentirse orgullosa de que Dios le haya premiado con Ray, de quien agrega, le acompaña a todas partes y es un hijo sumamente cariñoso.

Sostiene que esa es la actitud que quisiera ver en todas las madres de niños con autismo, porque como dice una máxima repetida entre las mujeres que tienen niños con condiciones de salud particulares: “Dios da hijos especiales a madres especiales”.