Día del poeta, día de los ignorados

Día del poeta, día de los ignorados

Sin pena ni gloria: pasó el día del poeta. El día de los fieles difuntos, el pasado 2 de este mes, movilizó a miles de personas en todo el país y los periódicos se han hecho eco de las condiciones de abandono de los cementerios, por parte de los ayuntamientos; en tanto el día del poeta nadie, salvo contados amigos, lo recordaron con sorna y dejo de burla, pero el país cultural se hizo el loco y el país general ni se enteró de que los poetas tienen su día.

San Valentín, día del amor y la amistad, vuelve loco de contentos a millones de enamorados, amantes, fingidores y fingidoras de amores enfermos, de desamores y de amistades fructíferas y de falsas amistades. Fecha que llena los bolsillos del comercio, restaurantes y centros de diversiones; sin embargo, el día del poeta pasó por debajo de la puerta.

Las madres tienen un día, además de todos los días, que alborota el alma nacional, los periódicos publican reportajes de madres ejemplares, desbordan en anuncios y publican revistas especiales en papel satinado, impresas full-color, con grandes ofertas, las tiendas de electrodomésticos dan a créditos los artículos, las agencias de vehículos ofertan vehículos a créditos “para montar a mamá”, los centros de diversiones presentan artistas nacionales e internacionales para alegrar el corazón de las madres; ¡Camboy Estévez pica junto Anthony Rios! Pero nadie oferta nada para los poetas, ¡a los poetas no se les fía! Ningún periódico dedica el cuerpo de sociales o entretenimiento a los poetas, ni pensar en una revista o suplemento especial para celebrar el día de estos románticos y locos empedernidos de amor y sueños.

Aunque con menos algarabía, los padres son homenajeados y reconocidos en su día: unos son obsequiados con ropas, perfumes, bebidas, y otros con sillones de descanso, los padres adinerados con hijos igualmente pudientes son sorprendidos con vehículos de muchos cilindrajes con grandes moñas rojas, otros con computadoras, teléfonos inteligentes y equipos de pesca. Para los poetas el 21 de octubre, solo olvido.

Es de justicia decir que los poetas, en su calidad de padres y madres, son reconocidos por sus hijos, pero como poetas son ignorados por la familia en su día.

A veces, a quemarropa, al poeta se le pregunta, para joder, ¿poeta, para qué carajo sirve la poesía? La mejor respuesta es no responder, porque te tildan de loco, sobre todo si el poeta no ocupa una posición, pública o privada, que le permita vivir con el decoro y la desenvuelta económica, que garantiza estatus y respeto social.

Los policías, la Armada, las mujeres, los minusválidos, los santos y santas del santoral, las patronales de los pueblos, el VIH/SIDA, el cáncer, los homosexuales y lesbianas, los padres y los traidores de la patria, médicos, enfermeras, contables, abogados, músicos, locutores, psicólogos, agricultores, albañiles, corruptos, ladrones y sicarios celebran por lo alto su día.

Es nostálgica la celebración, por lo decente, respetuosa y acogedora, que hacía el entonces Secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, en el Museo de las Casas Reales, donde la mayoría de los poetas eran invitados, indistintamente la tendencia política, deportiva o inclinación temática de su poesía. Las actuales autoridades de Cultura depositaron una ofrenda floral en el Altar de la Patria con tres amigos poetas. Y “san se acabó”.

Hay grandes y buenos poetas, hay poetas con buenos poemas, hay poetas de algún buen poema, después hay una caterva y montón de poetas, poetas enemigos de otros poetas, los hay que son críticos de la obra poética de la mayoría de sus contemporáneos y de los que quedaron atrás y los futuros poetas; hay poetas que, en lugar de escribir buenos poemas, acusan a los poetas que les caen mal de ser homosexuales y lesbianas, para descalificar –sino a la poesía– a sus autores, hay poetas perversos, que se quieren tirar a la mujer de los otros poetas y viceversa, hay poetas envidiosos y mediocres, que se arrastran por un carguito o una “botella” en los gobiernos y también hay poetas que destacan por ser hombres y mujeres honestos, colaboradores, buenos amigos y exquisitos anfitriones.

Pero todo ello no es suficiente para que el 21 de octubre se celebre el día del poeta con algazara, se tiren a volar versos y estrofas, cantos y canciones al viento, que se apropien –por un día– de calles, plazas públicas y plazas comerciales. ¡Eso no!

Y lo peor es que parece que a los poetas este olvido e ignorancia, por parte de la sociedad cultural y el país general, les importa un bledo.

¡Ah, los poetas! No tienen dioses: ellos ni nadie celebran su día.

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