El 12 de agosto se conmemora el el Día Internacional de la Juventud, y de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas tiene como fin concientizar sobre las barreras a la solidaridad intergeneracional, en particular la discriminación por edad, que afecta a personas jóvenes y mayores.
Se suele describir a la adolescencia como la etapa más determinante del desarrollo humano, aquella que abre más posibilidades, aquella en la que se descubre la identidad personal, en la que se elige el camino a seguir en la adultez. Todo ello es cierto. Sin embargo, la Argentina presenta una realidad hostil hacia el adolescente.
Así lo marca el último informe que dio a conocer Unicef, «Posicionamiento sobre adolescencia en el país», un documento que reveló cifras alarmantes sobre pobreza, violencia en el hogar, bullying y trabajo infantil. Los chicos entre 10 y 14 años -los adolescentes tempranos- y los chicos entre los 15 y los 18 -los adolescentes tardíos- son víctimas de un contexto violento.
«La violencia es un síntoma todo el tiempo escuchado en la consulta privada, en los hogares de abrigos y en los hospitales. La mayoría de las consultas e intervenciones son por violencias sufridas en infancia y adolescencia. Desde bullying, hasta maltrato intrafamiliar, violencia sexual, trabajo en la infancia, humillaciones y golpizas», señaló a Infobae Sonia Almada, directora de Aralma, organizadora del primer congreso sobre violencia infantil.
El problema a esta edad es que la emocionalidad extrema de los jóvenes los lleva a sufrir todo con mayor intensidad que un adulto. «Todas las funciones ejecutivas que tiene el cerebro, que nos hacen ser quienes somos, terminan de desarrollarse a los 25 años. Entonces las emociones en los adolescentes siempre ganan, porque no hay un sistema que las frene», explicó la psicóloga y escritora Celia Antonini. «Un chico de 14 tiene más riesgos y es más impulsivo que uno de 18 o 19. Cuanto más te acercás al final del puente evolutivamente más posibilidades de control tenés».
«La pérdida del cuerpo de niño y la transformación en un adulto, la aparición de la sexualidad y la separación con los padres, que eran todopoderosos y dejan de ser percibidos como en la niñez, son las angustias estructurales del adolescente», puntualizó. Sin embargo, en la actualidad los jóvenes argentinos lidian con problemáticas que los exceden.
1. Violencia en el hogar
Según el informe de Unicef, «las manifestaciones más graves de violencia tienen lugar dentro de los hogares, ocurren en privado y son difíciles de detectar».
Entre los 12 y los 14 años, 1 de cada 3 chicos y chicas sufren castigos físicos por parte de sus padres; entre los 15 y los 17 años, la proporción es 1 cada 4.
En cuanto a los casos de suicidio adolescente, en 2015 se registraron 438 muertes de las cuales 3 de cada 4 se corresponden con un varón.
A pesar de que solo 1 de cada 25 adultos a cargo de los niños cree que se los debe castigar físicamente, 1 de cada 3 adolescentes entre los 12 y los 14 sufre castigos físicos por parte de sus padres y 1 de cada 4 entre los 15 y los 17 años. Por ser víctimas de abuso, violencia, abandono o trato negligente, 3.654 adolescentes de 13 a 17 años viven sin cuidados parentales en instituciones y familias alternativas.
«Los números son aterradores. Ahora quizás es más notable porque se denuncia más, pero no es nuevo y en muchos casos nunca se terminan de recuperar. Las consultas en ese sentido son constantes, además del maltrato físico, llega hasta el abuso sexual. Hoy, por ejemplo, vinieron cinco nuevos pacientes. Todos ellos habían sufrido abuso sexual», dijo Almada.
2. Abandono escolar
Medio millón está fuera de la escuela y solo la mitad de los que ingresa finaliza el nivel secundario. De acuerdo a Unicef, «el abandono escolar está fuertemente relacionado con la inserción temprana en el mercado de trabajo, sobre todo entre los varones, y el embarazo entre las mujeres».
El 15% de los nacimientos en Argentina son fruto de embarazos adolescentes: 6 de cada 10 no son planificados y 1 de cada 10 mujeres abandona la secundaria por este motivo o porque se aboca al cuidado de sus hijos, hijas, hermanos o hermanas menores.
3. El futuro
«La cuestión que más aparece en las consultas con adolescentes es la incertidumbre por su futuro. Los abruma no saber qué va a pasar. En primer lugar, en las clases medias, medias altas y acomodadas, les preocupa su carrera profesional. No saben qué les gusta, qué seguir», aseguró Almada.
En segundo lugar, tampoco conocen qué harán con su vida en el aspecto más personal. «Hay una mirada más nihilista. Ya no están los ideales de otras épocas como armar una familia. Ahora se busca el placer más inmediato», continuó.
4. Pobreza
En la Argentina hay más de 5 millones y medio de adolescentes entre 10 a 18 años. Unicef dice que la pobreza monetaria afecta mayormente a este grupo etario. 1 de cada 2 adolescentes de entre 13 y 17 años es pobre; entre los 14 y los 15 años, 1 de cada 6 trabaja; entre los 16 y los 17 años, lo hace 1 de cada 3.
Almada advirtió que, en las clases populares, la preocupación radica en otro lado: «Allí no les preocupa qué van a estudiar, sino cómo van a subsistir. Es una búsqueda desesperada. Muchos chicos que viven en hogares de acogida sufren depresión, tiene pocas ganas de vivir, lo cual, en ocasiones, llega al suicidio, pero a veces se materializa en patología del acto, es decir, en cortarse la piel e incluso coserse».
5. Bullying
Según la UNESCO, Argentina lidera los rankings de bullying o acoso escolar en los en la región: 4 de cada 10 estudiantes secundarios admite haber padecido acoso escolar, mientras que 1 de cada 5 dice sufrir burlas de manera habitual.
«El nivel de acoso escolar es brutal. Sobre todo en los chicos LGTB. Hace falta una educación sexual integral para que los adolescentes dejen de sufrir por su orientación sexual, que es una de las mayores causas de bullying en la actualidad», detalló la directora de Aralma.
6. Grooming
Las redes sociales se convirtieron en un arma de doble filo. Por un lado, facilita comunicaciones y potencia el nivel de información. Por otro, es un recinto potencial de acoso. «La violencia por Internet es otra problemática compleja. Se le presta más atención a la que surge de los adultos a los chicos, pero también existe entre pares», agregó Almada.