Día Mundial del Asma: Más de 350 millones de personas en el mundo padecen enfermedad

Día Mundial del Asma: Más de 350 millones de personas en el mundo padecen enfermedad

La Iniciativa Global contra el Asma (GINA, por su sigla en inglés) propuso poner sobre la mesa determinadas percepciones erradas alrededor de esta enfermedad, en el marco de su Día Mundial, que se conmemora este martes 4 de mayo. Aunque es una enfermedad sumamente frecuente en Argentina y en el mundo, todavía persiste cierto desconocimiento sobre su origen, su manejo y el tipo de vida al que se puede aspirar.

Esta organización internacional, colaboradora de la Organización Mundial de la Salud, quiere llevar luz sobre cuatro postulados equivocados alrededor del asma: que sea una enfermedad “de la infancia”, que es “infecciosa”, que los pacientes tengan contraindicada la actividad física y que el asma sólo se puede controlar con altas dosis de corticoides.

Al respecto, el doctor Gabriel García, médico especialista en Neumonología, Jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Rossi de La Plata, aclaró que “no hay nada más alejando de la realidad: el asma puede ser una enfermedad de toda la vida y aparecer en la infancia, en la adolescencia, en la vida adulta o en la tercera edad. Tampoco es de origen infeccioso, aunque las infecciones respiratorias pueden desencadenar o agravar exacerbaciones”.

El punto del origen del asma es especialmente relevante. Hoy se sabe que un número importante de casos de asma y, particularmente, de los cuadros más severos, son originados por un proceso inflamatorio conocido como ‘inflamación de tipo 2’, relacionado con una respuesta exagerada del sistema inmunológico, que hace que se sobreexpresen determinadas proteínas en el organismo.

“Más allá de que pueda ser algo técnico, es crítico descifrar el origen del asma en cada paciente, qué es lo que desencadenó en su caso la enfermedad, porque ello permite individualizar el abordaje y tomar mejores decisiones terapéuticas, con la perspectiva de obtener mejores resultados”, explicó el experto, quien también es Director del Departamento de Asma de la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT) y miembro del Comité Ejecutivo de GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma).

Otro de los postulados de GINA sugiere combatir la creencia de que el asma solo se puede controlar con dosis altas de corticoides, ya en realidad hoy contamos con alternativas terapéuticas que permiten disminuir el uso de corticoides manteniendo el control del asma. En línea con lo recién mencionado un mejor entendimiento del tipo de asma de cada persona es clave para personalizar el tratamiento.

“Lo más adecuado es conversar con el paciente en el consultorio, conocer e interpretar su historia con la enfermedad, qué medicaciones le fueron efectivas y cuáles no. También hay que determinar el impacto del asma en su día a día, sin minimizar los síntomas, que con frecuencia son más invalidantes de lo que ellos perciben, en buena medida por haberse acostumbrado a una vida limitada por su condición”, agregó el doctor García.

Respecto de la realización de actividad física, el especialista, en línea con lo que manifestó la organización GINA, está de acuerdo en que, con un buen control del asma, cualquier persona puede realizar actividad física, inclusive de alta competencia y a nivel profesional. “Hacer ejercicio no está contraindicado, sino que puede inclusive formar parte del tratamiento”, sostuvo el neumonólogo.

En este contexto de pandemia, el experto se encargó de subrayar que a partir de la evidencia científica internacional con que se cuenta hasta el momento, tener asma, si está bien controlada, no incrementa el riesgo de infección por COVID-19, ni tampoco de desarrollar cuadros más severos en caso de contraerlo. La evidencia muestra que no ha habido en 2020 más exacerbaciones que en años anteriores.

Qué es un buen control y cómo se logra

Las principales metas del tratamiento del asma incluyen reducir la frecuencia y gravedad de los episodios, disminuir los síntomas y el uso de corticoesteroides orales y mejorar la función pulmonar.

Para lograrlo, se recomienda tener un médico de cabecera que trate la enfermedad, forjar una buena relación médico-paciente, con un diálogo abierto, genuino, adonde se le pueda preguntar todo al especialista, de manera de que el paciente esté informado y sea protagonista del manejo de su asma.

Tal como remarcó el doctor García, como con cualquier otra enfermedad, “para el éxito terapéutico es vital que el individuo cumpla con las indicaciones que consensuaron con su médico en el consultorio, tanto en términos del uso de la medicación, como de estilo de vida”.

Varias investigaciones mostraron que ayuda llevar un diario que registre los episodios de exacerbaciones y su severidad para que la persona vaya conociendo cuándo la enfermedad se manifiesta, qué puedo haber gatillado un episodio, etc. y luego comparta los hallazgos con su médico.

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