Lo prometido es deuda, ya que el pasado sábado habíamos prometido en mi condición de neurólogo, comentar sobre el órgano rector, nuestro cerebro. El pasado jueves 22 se celebró a nivel mundial el día de este órgano, el principal de nuestra economía biológica, cuya función primordial es mantenernos vivos. El cerebro del cachalote pesa 8,500 gramos frente a los 1,450 gramos del del hombre, mientras que el del elefante pesa 5,000 gramos. Lo que parcialmente se acepta es que el cerebro humano es el más grande de los cerebros animales en relación al tamaño del cuerpo. También se ha planteado que la corteza del cerebro humano está más arrugada y por tanto ocuparía más espacio y no es así, pues la corteza o sustancia gris está más arrugada en elefantes, delfines y las ballenas.
Lo que no se discute es que el cerebro humano es el superior en la escala biológica.
Recuerdo gratamente hace ya “unos años”, cuando empecé a ser monitor de neuroanatomía y tuve por primera vez un cerebro humano en mis manos para la docencia: era una especie de coliflor grande. Luego tuve contactos similares al hacer mi pasantía médica neuroquirúrgica junto al Dr. José Joaquín Puello; ambas fueron vividas con sensaciones cerebrales muy particulares. Tenemos un cerebro dividido en dos hemisferios, que a primera vista parecen iguales pero no es así. Empezando todo en el siglo XIX cuando un neuropatólogo francés, el Dr. Paul Broca, logró determinar que en el hemisferio izquierdo estaba el centro del lenguaje, del 90 al 95% de los humanos tenemos esa misma localización. Se considera que el hemisferio izquierdo es llamado el dominante, es más analítico, lógico y sensible al tiempo. Mientras que el hemisferio derecho es más holístico, global, sintético y más relacionado con el espacio, la percepción sensorial y las emociones.
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Vemos que nuestro cerebro tiene alrededor de 90 mil millones de neuronas, pesa el 2% de nuestro peso total y consume el 25% del oxígeno en nuestro cuerpo. De su estructura ¾ parte es agua y las 2/3 partes compuesto de grasa. El mismo tejido cerebral no siente dolor, es decir que cuando usted tiene un dolor de “cabeza”, son los pares craneanos (nervios), las meninges, los huesos, los músculos, piel y vasos sanguíneos los que en verdad se están expresando.
Pero en lo que hasta hoy no hay una unánime opinión acerca de la producción de la conciencia y las emociones, comprender lo que le pasó a mi cerebro cuando hace unos días en Viena escuché la música de Mozart en el Palacio de la Ópera, o al leer un libro, por tanto esto lo interpreto a mi manera, dado que sería una tarea tan difícil como poder decirle a otra persona como uno piensa. Sí se acepta que la consciencia surgió en la evolución animal, como las emociones primitivas primarias en su mayoría inducidas por sensores internos (interoceptores). Las emociones primarias, por ejemplo la sed, el hambre, la necesidad de aire y el dolor, señalan que la existencia del animal se halla amenazada.
Desentrañar de qué manera las múltiples funciones de las neuronas en el cerebro producen la conciencia de uno mismo, es sin duda el mayor reto intelectual que la ciencia enfrenta hoy día. La opinión abrumadora de la mayoría de los neurocientíficos es que la mente es lo que hace el cerebro. Este nuestro órgano rector, y como ven todavía no lo conocemos plenamente en sus insondables laberintos neuronales. Finalmente, aprovecho para felicitar a todos los padres y abuelos dominicanos con ocasión de la celebración de nuestro día mañana. ¡Felicidades!