Siempre he creído que al referirnos a la enfermedad invalidamos a la persona. Que esa óptica reduccionista simplifica la complejidad del ser humano y que arrasa con quien lleva la herida, como si el protagonista fuese el diagnóstico y no quien busca continuar en medio de esa condición.
Si se piensa en un proceso viral, no pareciera tan grave. A fin de cuentas, una gripe se resuelve en cinco días, pero ¿Qué ocurre cuando hablamos de una condición crónica, invalidante, progresiva, que transforma nuestra realidad y pareciera que amenaza además con borrar todo lo que somos?
Las enfermedades crean realidades complejas, escenarios cambiantes y futuros inciertos, pero nada se detiene, el mundo continúa y nosotros también debemos seguir caminando.
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En honor a esa estructura compleja del ser humano, que es más que física, en 1992 el papa Juan Pablo II instruyó sobre la Jornada Mundial del Enfermo, la cual se conmemora cada 11 de febrero, este año bajo el lema “Cuida de él” y cuya intención es generar empatía, mover a los tomadores de decisiones, a las comunidades religiosas y a la sociedad en general, en procura de la mejora continua de la atención y cuidados de la dignidad de la persona enferma.
Es que el estatus de enfermedad es mucho más que una limitación física, es un momento de vulnerabilidad, exposición y dependencia. Por eso jamás será suficiente con los avances farmacológicos o en biomédica, si no logramos elevar también el sentir humano, pues creo que no se puede ser brillante y mucho menos practicar un oficio con excelencia sin antes ser buena persona, porque es lo primero que somos, antes de cualquier título o propiedad. Bien dijo Theodore Roosevelt “A nadie le importa cuánto sabes, hasta que saben cuánto te importan”.
Salud y enfermedad, un binomio de cuidado
La salud es un continuo dinámico entre la mayor sensación de bienestar y la muerte prematura y en ese intervalo entre un extremo y otro, aparecen las enfermedades, como la disrupción de esa sensación de bienestar que puede estar relacionada o no a eventos de aparición súbita o a la progresión de un daño paulatino.
El estudio de las enfermedades nos ha permito crear un mapa, para predecir los distintos momentos durante la evolución de la misma. Así es posible crear planes y tratamientos dirigidos a los distintos momentos, bien sea para curarla o evitar el desarrollo de complicaciones.
Esa “historia natural de la enfermedad” nos oferta información para llegar a una conclusión diagnóstica e iniciar de forma oportuna un tratamiento.
En el extremo negativo del binomio salud-enfermedad, encontramos la muerte, como consecuencia última de este efecto y creo que es oportuno señalar que, aunque pretendemos con nuestro accionar médico que las personas tengan la mejor calidad de vida posible, no debemos ver ese momento último como un enemigo, pues será la batalla de nunca ganar, ya que la muerte es inevitable.
Es por eso que debemos cambiar un poco nuestra perspectiva de cara a este concepto y que sea ese momento, en la medida de lo posible, la celebración de una existencia luminosa y llena de significado, pues al final, las cosas no son lo que son, sino como nosotros las vemos. El Día del Enfermo es una fecha ideal para reflexionar al respecto.
Preguntas frecuentes
¿Qué es un enfermo?
Es aquella persona que ha perdido su bienestar físico, emocional o social.
¿Es posible que una persona no sepa que está enferma?
Muchos se niegan a aceptar una condición, otros se acostumbran al dolor e incluso hay quienes jamás se han detenido a evaluar cómo se sienten física o emocionalmente. Haga una reingeniería personal, saque balance de su estado físico y emocional, nadie puede hacer eso por usted.
¿Cómo puedo saber si estoy enfermo?
Aunque los signos y síntomas sugieran un proceso de enfermedad, es necesario complementar con evaluaciones de laboratorios y exámenes.
¿Dónde debo acudir para conocer mi estado general de salud?
Una evaluación integral con su médico de cabecera, ayuda a definir el estatus actual y a crear planes de intervención oportunas para mejorar su calidad de vida.
¿Cómo puedo ayudar?
Debe iniciar con usted mismo, la mejor forma de convencer a otros es con el ejemplo. Cuide su salud, manteniendo buenos hábitos. Done su tiempo, su sonrisa, su oído, para quien viva un momento de vulnerabilidad, hay muchas cosas que van más allá de lo económico.