Este 31 de enero, cuando se conmemora el Día Nacional de la Juventud, Esther Minyeti figura entre las jóvenes dominicanas que se afana por terminar su carrera de Mercadeo.

Es estudiante de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con notas excelentes, pero no logró la tan ansiada beca que le cubriera el pago de la matrícula.

Su madre es modista y su padre empleado privado. Juntos proporcionan el dinero que apenas le alcanza para llegar a cada mes, entre gastos de pasajes, meriendas, adquirir materiales para algunas materias y mantener el estatus social, que consiste en un buen celular, dotado de un plan de internet y como ella dice, competir con las demás compañeras de clases en el día a día. “No soy presumida. No corro detrás de la moda y me empeño en tener buen índice académico”, afirma la joven de 19 años, que sueña con un empleo en un banco y ayudar a sus padres.

También hablamos con Susana Brito, oriunda de San Cristóbal y quien suele visitar a Esther en su casa de Santo Domingo, para realizar las tareas los fines semana. Cumplirá 20 años y estudia Administración de Empresa, por lo que tienen materias afines.

Expresa que su padre está pensionado del Estado y su madre es ama de casa. “Quiero tener una familia, sin dejar de velar por mis padres”. Ambas quisieran asistir a una universidad privada, pero esa es solo otra de sus aspiraciones.

Estas estudiantes recuerdan que el Día de la Juventud se celebra el 31 de enero de cada año. Coinciden en que más empleos y mejores condiciones económicas, son solo algunas de las necesidades de los jóvenes, una población que en el 2024 representó el 34.2 % de los habitantes, de acuerdo a datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

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Mientras que Andy Durán es estudiante de Mercadeo de la Universidad del Caribe (Unicaribe). A sus 28 años creó su compañía de ventas y conduce el camión de la entrega. Estima que los jóvenes de este país requieren más estímulo para abrirse paso en los negocios y apoyo económico para desarrollarlo.

En el actual contexto, muchos jóvenes se motivan por las carreras tecnológicas y la inteligencia artificial. Algunos batallan con el estrés, las presiones sociales y las depresiones.