Día nacional protestantes

Día nacional protestantes

Si hacer justicia vamos, evidentemente que debería prosperar en el Congreso Nacional el proyecto de ley que declara el día 31 de octubre de cada año como “Día Nacional de la Comunidad Evangélica Protestante”, introducido recientemente en la Cámara de Diputados.

El joven diputado Carlos Peña ha motivado la pieza de su autoría indicando razones plausibles y muy evidentes.

Los evangélicos en República Dominicana han crecido gracias a la valoración que ha hecho la población en su desarrollo moral, ético y espiritual.

Ya es imposible desconocer su presencia en la sociedad, pues su nivel de incidencia se siente y se percibe por doquier.

Se ha propuesto la fecha en virtud de que fue el 31 de octubre del 1517 que el doctor Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la iglesia del Castillo de Wittemberg, Alemania, protestando contra la venta de las indulgencias ordenadas por el Papa León X.

Desde entonces, la comunidad protestante ha consagrado ese día como el génesis de su existencia y de otros grandes cambios producidos en las sociedades de Europa y del mundo.

A pesar de los aportes y del valor de la clase evangélica, en término oficial hay muy pocas cosas, por no decir ninguna, que se enarbolen como reconocimiento a su labor y existencia en el país.

La Iglesia Católica ha llevado a que en el calendario anual, el Estado dominicano ordene seis días feriados consagrados al reconocimiento de fiestas, santos y actividades propias del clero.

Sería justo, entonces, que por lo menos un día sea dedicado a algo que es de sumo interés para los protestantes del país. En lugar de mal, esto le caería muy bien a la nación dominicana, pues se trata de una fecha en que las iglesias evangélicas y su liderazgo estaría orando por la eliminación de la violencia, la delincuencia, las drogas, la corrupción y por un estado de progreso,  paz y sosiego para todos.

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