Diagnóstico de un tumor en la cervical, en la médula espinal

Diagnóstico de un tumor en la cervical, en la médula espinal

LOS ANGELES, CA, (Periódico El Inter).- Hace unos días fue diagnosticado con un tumor en la cervical, en la médula espinal. La primera opinión indicaba que era imposible de operar. El golpe fue duro. Sin embargo, Oscar junto a su esposa Nilda, se aferraron al Dios que han servido por 25 años. Había que confiar; había que vivir cada momento. Se tenía que orar; Pero también se tenía que actuar.

De inmediato, Oscar envió una nota de prensa, para informar a la comunidad hispana del mundo entero, acerca de la prueba que estaba atravesando y pedir oración. La respuesta no se hizo esperar. Desde todo Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica llegaron correos, indicando que se unían a esta gran cadena de oración por su salud. Paralelamente, se buscó otra opinión médica. El neurólogo dijo que sí se podía operar, y que había que hacerlo pronto.

Aunque ésta será una operación de 8 horas de duración, con todos los riesgos que trae una intervención de este tipo, Oscar está confiado, porque su vida se encuentra en las manos de Dios. El Periódico El Inter hizo una entrevista exclusiva en el hogar de los Medina. Hablamos de la primera impresión al conocer la noticia y de cómo es que están tomando esto que hemos denominado: «La prueba más grande de su vida».

La entrevista:

– ¿Que está en la mente de Oscar al enfrentar esta prueba?

(Sentado, con mucha calma mira profundamente y dice:) Que Dios tiene un plan perfecto, el cual no entiendo del todo, pero confío plenamente en lo que El está haciendo con mi vida. Entiendo que mi vida está en las manos de El.

– Como ser humano, en su momento, ¿Te pegó fuerte la noticia?

Sí. Me golpeó duro. Pero más que nada fue como siempre suele suceder, por la falta de una información exacta. Al principio se habló de la posibilidad de una lesión o de un tumor. De inmediato el doctor nos dice: «Es inoperable_ puede ser canceroso». Cuando se nos dice eso, es difícil de aceptar. Y sí, pasé la primera noche hablando con el Señor y orando. El ataque del enemigo contra mi mente fue muy fuerte. Tuve momentos de angustia, pero terminando consolado por el Espíritu Santo.

– En ese primer momento de la tristeza, ¿Qué era lo que más te preocupaba?

(Él voltea a mirar a Nilda) Lo que más llegaba a mi corazón era mi esposa y mis hijos. En esa primera noche, era lo único que pensaba. Nuestra vida como pareja, nuestra vida como hogar, como familia. En ese momento, lo que es más importante, se hace lo más importante.

– En ese momento de angustia ¿Le preguntaste al Señor si ya era tu tiempo de partir?

(Claramente y con toda seguridad responde:) No. No se lo pregunté entonces, ni se lo voy a preguntar, porque simple y sencillamente yo estoy en sus manos. Es su voluntad la que se va a cumplir en mi vida. No le voy a cuestionar nada. Yo me aferro a sus promesas de fe de poder, de sanidad. En el mejor sentido de la palabra.

– ¿Ha producido la enfermedad algo que contribuya espiritualmente?

Lo que hace la enfermedad de inmediato es humillar este cuerpo y eso es una bendición, aunque la enfermedad en sí no lo es. Porque este cuerpo y esta mente luchan en contra del Espíritu. Entonces en el momento en que la enfermedad llega a este cuerpo, se humilla completamente y eso es una grande bendición. Yo siento que Dios está haciendo un servicio completo de reparación desde adentro hacia afuera. Yo estoy confiado en que su propósito es ideal.

– Como un elemento que ha canalizado las palabras de Dios y las ha hecho canciones ¿Cómo te sientes?

Siempre he cantado lo que Dios me da para compartir. Él me ha dado canciones que han sido de gran bendición a muchísima gente. Estas frases que escribí, ahora la gente me las envía por correo electrónico. Me envía mis propias canciones, mis propias letras. Y de repente empiezan a cobrar vida para mí de una forma muy especial. Si el Señor me da más canciones para escribir para el pueblo ¡Bendito sea su nombre! Pero lo que más quiero de este proceso no es sacar una canción, lo que más quiero es que El haga de mí el varón de Dios que El quiere que yo sea para cualquier servicio. (Y lo remarca con toda autoridad).

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