Dialéctica de un banquero

Dialéctica de un banquero

En los últimos días, uno de los banqueros más prominentes de nuestro país, el señor Alejandro Grullón,  presidente del banco privado más grande y a su vez principal en el mundo de los negocios de la República, ofreció unas declaraciones a la prensa que reflejan el porqué la agropecuaria se encuentra en un estado de letargo que obligará al Gobierno Dominicano a tomar medidas tendentes a motorizar el sector, si no quiere verse arropado por las circunstancias y que el país se precipite en una espiral por la falta de alimentos, muy en especial de aquellos artículos que conforman la denominada canasta básica o familiar.

Afirmaba el destacado banquero que el Banco Central de la República Dominicana (BCRD), estaba procediendo a una desmonetización peligrosa, ya que con la restricción del circulante la ciudadanía no podía adquirir los bienes necesarios para llevar a cabo sus actividades normales, tanto empresariales  como de índole social.  Esta falta de dinero ha disminuido ostensiblemente las actividades comerciales a lo largo y en todo lo ancho del territorio nacional; al extremo, que el menudo ha desaparecido y muchas veces se ha tenido que aceptar una o varias mentas para que la operación “cuadre” sin que el usuario pueda protestar por esta insólita acción en la cual se recibe como vuelto, un artículo no deseado.

Los periodistas, ávidos de respuestas contundentes en los actuales momentos en que se avecina una escasez de alimentos le preguntaron al señor Grullón  el porqué la banca no le prestaba al sector agropecuario.  El argumento que sustentó no pudo ser más desalentador para este importante sector, al expresar que no lo hacían porque  debían cuidar “el dinero de las viudas” y no financiar a un sector de alto riesgo como el agropecuario, en donde ni siquiera existía un seguro agrícola que resarciera al banco en caso de suceder alguna catástrofe natural o una pérdida parcial o total de la cosecha. Al parecer, “las viudas bancarias” son más importantes que nuestro sector primario, el cual, sin contar con los recursos de la banca privada ya que “no califica” no ha dejado de proveer los alimentos necesarios para evitar que la desnutrición y el deterioro de la salud se aposenten en el desprotegido pueblo dominicano.  Aquí también se le puede recordar a este “bondadoso” banquero la frase emitida por un político del partido en el poder quien afirmó: “el mal comido no piensa”. Esta jocosa expresión no deja de tener un alto contenido de verdadera, ya que es sabido que  la desnutrición contribuye a la escasa asimilación de los estudiantes  en las escuelas públicas, hecho que en nuestro país se acentúa por el suministro de un líquido que sólo el laboratorio de la Secretaría de Estado de Educación y Bellas Artes afirma  ser “leche”. Sin embargo, al avezado  banquero en ningún momento se refirió a que la banca privada –inclusive la que él preside- prefiere depositar los recursos económicos captados en el BCRD que paga intereses más elevados que si esos mismos fondos se lo prestasen a los industriales o comerciantes, ya que como hemos señalado anteriormente los agropecuarios no califican.  La seguridad que ofrece el BCRD y la puntualidad en el pago de los intereses, son unos “excelentes alicientes”, para que los bancos ayuden al Gobierno a encarar la “falta de alimentos y la hambruna que está al doblar de la esquina”. Si el Gobierno Dominicano no se aboca a romper ese “patrón privilegiado”, que se olvide el señor Presidente, no obstante haber sido designado en Roma Vicepresidente en la reunión de la FAO,  que nuestro país será autosuficiente en la producción de los alimentos que necesita. Tal vez nos equivoquemos y asistamos en los próximos días a ver los cultivos que se sembrarán en las áreas circundantes al BCRD y cualquier otro banco que lo secunde en esa patriótica labor. Que conste, esta sentencia admonitoria relacionada con la estrechez alimentaría será pronto una realidad. ¡Ojalá nos equivoquemos!

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