Dialogo con Amado Pared
“Seguiré siendo perredeísta hasta el día que me sorprenda la muerte”

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Vivo lleno de buenos y agradables recuerdos del PRD”. El tono de su voz es frágil, como las piernas que sostienen el     cuerpo.  Se apoya en un viejo y gastado bastón para movilizarse lentamente por el estrecho hogar. A los 93 años, don Ángel Amado Pared Gómez  mantiene vivas las llamas ardientes de una larga militancia política de casi  50 años en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).  Su asombrosa e inquebrantable voluntad, la lealtad, el amor y el entusiasmo por su partido,  lo motivan en períodos eleccionarios a levantarse temprano para depositar un voto duro por la organización que se fundó en El Cano, Marianao, Cuba, en 1939, cuando él tenía 21 años.

“Cada vez que hay elecciones para elegir el presidente, el vice,  los senadores y  diputados, los síndicos y regidores, me pongo nervioso. No pego un ojo en la noche. Doy vueltas y vueltas en la cama, esperando que amanezca. Me tiro tempranito de la cama, con la ayuda de Dios y mis nietas, saco fuerzas no sé de donde y me voy a votar por los candidatos del PRD”.

En las últimas elecciones congresuales y municipales, don Amado sorprendió a su familia cuando le comunicó que quería postularse a regidor por el Distrito Nacional por el PRD. Su determinación fue tal, que llamó a su amigo Alfredo Pacheco,   candidato a síndico del partido blanco, para expresarle sus aspiraciones.

Pared conserva muchísimos recuerdos del PRD. Se inscribió en la organización al día siguiente de que llegó de Cuba una comisión integrada por don Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo. “El padre de doña Milagros Ortiz Bosch y yo éramos muy amigos y él me aconsejó que me inscribiera en el partido. No lo pensé dos veces. Llamé a mi amigo Ramón Hernández y  fuimos a inscribirnos.  Ese día conocí a don Ángel  Miolán y a otros dirigentes perredeístas”.  Encontró abiertas las compuertas de un compañerismo militante que, al pasar de los años, consolidó en estrechas y fraternas relaciones de amistad con el profesor Juan Bosch, el doctor José Francisco Peña Gómez, Milagros Ortiz Bosch,    don Antonio Guzmán Fernández, Manuel Fernández Mármol, Hatuey De Camps Jiménez, Hipólito Mejía, Miguel Vargas Maldonado, Luis del Villar, Alfredo Pacheco, José Rafael Abinader  y otros dirigentes del partido blanco.

“Recuerdo que en una ocasión Abinader está bien disgustado con el PRD. Yo fui a su casa y le dije: ¿Qué pasa? Tienes que integrarte a los trabajos. Él me escuchó y se reencontró con el partido. Le agradezco que, tiempo después, me otorgó un Doctorado Honoris Causa en la Universidad O&M”.

En el extremo opuesto, cultivó discreta amistad con   Joaquín Balaguer y Luis Julián Pérez. “Balaguer me ofreció de todo para que cambiara de partido. En varias ocasiones me mandó a buscar con Luis Julián. Yo me reuní con él en su casa. Pero le dije que nunca dejaría de ser perredeísta. Él respetó eso y yo se lo agradecí”.

Una anécdota que nunca olvida: “Siendo amigo de Balaguer, organicé una gran huelga de comerciantes, en la década de los ‘70. Pensé que el doctor Balaguer se iba a poner guapo conmigo, pero varias semanas después, cuando lo saludé, me trató con la misma amabilidad de siempre”.

Su destino político quedó sellado el mismo día que estampó su nombre en el padrón del PRD. A partir de ese momento, don Amado Pared, quien entonces era propietario de una pequeña pulpería en el sector San Carlos, se trazó como tarea cotidiana convencer a otros amigos para que ingresaran al PRD. Recuerda que llamó a su entrañable amigo Néstor del Prado y le dijo: “No pierdas tiempo y ve a inscribirte. Si tú quieres, yo te acompaño”. Todos los sábados, a las 3:00 de la tarde, convocaba a una reunión en la residencia de Néstor del Prado.

Peña y Bosch.  La primera tarea política que le encomendó el partido fue organizar el sector de los comerciantes detallistas en el Distrito Nacional. La influencia política de Bosch y Peña Gómez fue determinante en Amado Pared.  Así empezó a liderar ese sector. Miolán, siguiendo instrucciones de Bosch,  trazaba las orientaciones.

“Admiraba mucho a Bosch y a Peña Gómez, con quien trabajé y mantuve amistad hasta el día que murió. Recuerdo que cuando se produjo el golpe de Estado, estaba en mi pulpería. Allí me quedé, inquieto, hasta que Peña me mandó llamar para que me uniera a los constitucionalistas”.

Durante la estadía de Bosch en Puerto Rico,  Amado viajó a la vecina isla y estuvo dos meses  acompañando al líder del PRD. “Le dije a mi esposa que se hiciera cargo de la pulpería, que yo me iba. Cuando retornó, reasumió sus funciones de dirigente en la Asociación de Comerciantes del Distrito Nacional.  De hecho, consagró su vida al comercio y al PRD.

“Mis vínculos con Peña Gómez eran muy estrechos. Cada vez que había escasez de mercancías en el mercado, él me llamaba y yo lo buscaba. A veces era azúcar, y cualquier producto comestible. Nunca le fallé a Peña”.

Cuando Bosch abandonó el PRD para fundar el PLD,  el 15 de diciembre de 1973, Peña Gómez llamó a don Amado Pared y le dijo: “¡Quédate trabajando conmigo! Y me quedé con él. Sólo la muerte pudo separarnos”.

Por razones de salud y edad, don Amado Pared dejó el comercio. La Federación Dominicana de Comerciantes le hizo un reconocimiento. No deja la política.  Aunque apenas tiene fuerzas para caminar, aporta su voto para el PRD.

Pocos compañeros de partido lo contactan. Él recuerda sus nombres: Milagros Ortiz Bosch, Hipólito Mejía lo llamó por teléfono en dos ocasiones cuando fue presidente de la República; Miguel Vargas Maldonado fue a visitarlo a su casa en dos ocasiones en el 2008 y Alfredo Pacheco lo llama ocasionalmente.

“Seguiré en el PRD hasta que viva. Ese es mi partido, esa es mi vida. Eso no lo cambia nadie. Me gustaría morir en un gobierno del PRD y que me entierren con la bandera de mi partido”.

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