Dialogo con Grupo Mester de Narradores 
“Tenemos que apropiarnos de la ley del Libro”

Dialogo con Grupo Mester de Narradores <BR>“Tenemos que apropiarnos de la ley del Libro”

Acertó Bruno Rosario Candelier con el nombre y los integrantes del Grupo Mester de Narradores de la Academia Dominicana de la Lengua.

Los escritores de este colectivo asemejan clérigos consagrados a su obra creativa y a la difusión de la literatura dominicana. No enarbolan una estética  particular,  pero profesan un criterio que roza la ilusión: respeto a la individualidad y aliento de la confraternidad, lo que los hace, de primera intención, habitantes de otra galaxia, ciudadanos llegados de otra época gracias a una especie de máquina del tiempo. Sin embargo, no están perdidos en el espacio. Por el contrario, Manuel Salvador Gautier, Angela Hernández, Emilia Pereyra, Rafael Peralta Romero, Ofelia Berrido y Miguel Solano, saben exactamente lo que quieren y están muy claros en lo que necesita la literatura dominicana para fortalecerse y expandirse. Tienen, además, sentido de la oportunidad, pues hacen su propuesta cultural en un momento electoral, cuando la política y la literatura se acercan provocadoramente a través de la promesa y la ficción, al fin y al cabo la misma cosa.

El novelista Manuel Salvador Gautier, el mester menos joven, justifica las demandas del grupo: “Pensamos que el Estado, al que debe interesarle que el escritor escriba, debe hacer algo por él”. Cada miembro del grupo tiene una tarea que cumplir y a Gautier le tocó la relativa al fomento de la publicación de libros digitales. “Lo que proponemos es que el Estado dé facilidades al escritor para que pueda diseñar, diagramar y poner sus libros en internet. En ese sentido, sugerimos que el ministerio de cultura cree un centro de publicación digital, ya que el libro digital o e-book disminuye los costos de publicación y permite una mayor difusión de la obra, incluso a nivel internacional”.

De su lado, Angela Hernández, poeta, narradora, ensayista y fotógrafa, reclama la aplicación de la Ley del libro y bibliotecas, en cuya formulación, a su juicio, los escritores debieron tener una mayor participación. “Esta ley existe y es buena, el problema es su concretización, que se aplique, que se cumpla en todos sus aspectos, para lo cual, creemos que todos los actores del proceso literario: autores, editores, impresores, libreros, tenemos que apropiarnos de ella”.

Al respecto, Angela dice que el Grupo Mester exige que el Estado apoye la circulación de libros, en el extranjero, a través de las embajadas dominicanas, y en el país, con la creación de bibliotecas municipales. “Pedimos que los agregados culturales, que son muchos y no sabemos bien qué hacen, se encarguen de distribuir libros dominicanos en las bibliotecas de las naciones en las que trabajan, y que cada embajada dominicana cuente con una biblioteca de libros dominicanos que ofrezca servicio al público.  Aquí en el país, sugerimos que se creen biblioteca municipales, se garantice el acceso de la población a las mismas, y se implemente el préstamo de libros, para que los usuarios los puedan leer en sus casas y lugares de trabajo”.  La narradora y periodista Emilia Pereyra, finalista del Premio Planeta, ha tenido la oportunidad de disfrutar de programas de becas que le han permitido internarse por unos meses en una residencia para escritores solamente a escribir, y ella quiere que esto no sea un privilegio de unos pocos.

“El Grupo Mester propone que las autoridades, las que están y las que vendrán, creen espacios donde los escritores dominicanos puedan pasarse temporadas dedicados por completo a su oficio, sin preocupaciones materiales ni urgencias cotidianas”.

Naturalmente, los aspirantes a este programa deberán ser seleccionados en base a un protocolo que garantice resultados y evite el turismo literario infructuoso, pues también entre los artistas hay sinvergüenzas que se aprovechan de los recursos del Estado si el menor remordimiento.

Estas y otras propuestas del Grupo Mester de Narradores son factibles, en muchos casos de bajo costo, que pueden aplicarse con un poco de buena voluntad, otro poco de compromiso y mucho, pero mucho, de respeto a la palabra empeñada en la tribuna, desde donde, en los días que corren, se derrochan promesas en las que tendemos a creer, una y otra vez, a pesar del reiterado incumplimiento, descarado, indolente.

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Sobre la Ley

La Ley 502-08 de la Ley del Libro y Bibliotecas establece en su Artículo 6, literal c), “promover el desarrollo auténticamente humano del pueblo dominicano y el acceso democrático de las personas al libro, la lectura, y en general, al conocimiento, mediante instrumentos y políticas que fortalezcan la industria editorial, que permitan la presencia del libro en la sociedad en condiciones de mercado equilibradas con otros bienes de consumo masivo, y que consoliden prácticas, políticas y estrategias nacionales y medios suficientes para la lectura”.

Las frases

Ofelia Berrido:

Los embajadores deberían tener entre sus asignaciones la organización de actividades culturales con escritores dominicanos, como coloquios, puesta en circulación de libros, conferencias”.

Rafael Peralta Romero:

La política estatal en materia de publicación camina muy despacio, nuestra propuesta es que se editen más libros y se garantice un beneficio para el escritor”.

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