Dialogo con Henri Hebrard
Relanzar el consumo es vital para economía

<STRONG>Dialogo con Henri Hebrard</STRONG> <BR>Relanzar el consumo es vital para economía

1 ¿Cuál es, según sus conocimientos y cálculos, el estado de la economía dominicana?
A primera vista, y sobre la base de los datos publicados por el Banco Central a junio 2009, el desempeño de la economía dominicana ha sido mejor de lo que se esperaba cuando se confirma la gravedad de la crisis económica mundial: durante el primer semestre del año, el PIB dominicano creció 1.4%. Ahora bien, detrás de este positivo indicador se esconden realidades preocupantes, ya que sectores importantes de la economía dominicana, en cuanto a creación de empleos y de riquezas, como lo son industria y construcción están técnicamente en recesión, ya que su ritmo de crecimiento ha sido negativo durante los últimos 4 trimestres. Es más, una vez se descuenta el crecimiento de las Telecomunicaciones  (+19.4%) y del sector Financiero (+7.8%), el resto de la economía muestra una caída del PIB del 2.9%, que no fue peor, gracias a la excelente recuperación de la Agricultura, que registró un crecimiento del 12.7% durante este mismo primer semestre.

Las recaudaciones fiscales  confirman también el frenazo de la economía dominicana, cuando la caída de los ingresos ha significado una merma de unos 17 mil millones de pesos en comparación con el año pasado.

2 ¿Cuáles son, a su juicio, las causas de esta situación?

En el caso dominicano, a diferencia de la mayoría de los países de la región, esta desaceleración del crecimiento se puede atribuir tanto a factores locales como obviamente a los impactos de la crisis mundial. En cuanto al factor local, sin duda alguna, el apretón monetario, que tuvo que realizar el Banco Central durante el segundo semestre del año pasado, cuando básicamente se duplicaron las tasas de interés, ha provocado que se frisara la economía: con dinero caro, no puede haber inversión ni consumo. Es importante mencionar que el Banco Central tuvo que realizar esta hazaña de mantener la estabilidad macroeconómica a pesar de la política fiscal expansiva (exceso de gastos durante el primer semestre 2008); este divorcio entre lo monetario y lo fiscal tuvo un costo muy alto para la economía, es una de las situaciones que todavía afectó negativamente durante el primer semestre de 2009, a pesar de la histórica reducción de las tasas de interés a partir de febrero de 2009. En cuanto al factor externo, la caída alrededor de un 5% de las remesas, reducción que se inicia en el último trimestre del año pasado, provoca una caída del consumo; del mismo modo, la demanda externa de bienes y servicios que podemos medir a través de las exportaciones (menos 27.2%) y del turismo (menos 7.1%) ha provocado una reducción importante de las ventas de muchos sectores.

En fin de cuenta, estos factores han provocado una importante crisis de confianza por parte de los consumidores y de los inversionistas quienes parecen sentir temores con la economía: a pesar de la caída de la tasa de interés,  hasta el momento el repunte de la demanda de créditos por parte del sector privado ha sido muy tímido, y sin recuperación fuerte de este indicador, es difícil hablar de recuperación económica más sólida.

3 ¿Piensa que la expansión del gasto es un modelo válido para la economía dominicana en estos momentos?

Es cierto que el  nuevo discurso que ha asumido el Fondo Monetario Internacional es permitir un incremento del gasto público para relanzar la economía; de hecho, los paquetes de rescate implementados en todas las grandes economías (EEUU, Unión Europea, Asia) descansan en este postulado: inyección por parte del Estado de enormes cantidades de dinero para relanzar el consumo privado y la inversión pública. Es importante mencionar que estas recetas hasta el momento han funcionado y han evitado que esta crisis económica (la peor desde el año 1929) se transforme en una nueva Gran Depresión.

Ahora bien, aumentar el gasto público solo es posible si se tiene una fortaleza fiscal (superávit, fondos de contingencia) que no es precisamente el caso dominicano, o capacidad a incrementar el endeudamiento. Parece que la única forma viable a corto plazo es la última, de ahí la necesidad de haber acudido al FMI para tener acceso a líneas de financiamiento internacional. Será interesante ver el impacto de estos nuevos financiamientos sobre las proyecciones de servicio de la deuda, ya que en el caso de la República Dominicano, este servicio (incluyendo intereses y pagos de capital) supera el 40% de los ingresos tributarios, lo que es una señal preocupante en cuanto a sostenibilidad de la deuda. Más importante que la cantidad total del gasto, pienso que el caso dominicano se puede mejorar considerablemente la calidad del mismo, tanto desde el punto de vista de la prioridad que del costo de los bienes y servicios adquiridos por el Estado.

4 ¿Era inevitable la actual crisis que vive el país? ¿Pudo haberse evitado, o por lo menos atenuarse en su intensidad?

 Ciertamente, es más fácil hoy  decir lo que debió haberse hecho mejor y afirmar que si tal cosa o si tal otra cosa, los impactos de la crisis hubiesen sido menores. En Francia, la sabiduría popular dice que “con unos si, se pudiera meter  París dentro de una botella”.

Lo que sí se puede argumentar es el timing del llamado al FMI, en especial considerando que nuestros competidores de Centroamérica desde mucho más temprano (inicio del año) ya habían asegurado el soporte del FMI. De haberse hecho antes, los financiamientos con las agencias multilaterales se hubiesen liberado durante el primer semestre, y no hubiese hecho falta haber reducido en un 70% la inversión pública. Este atraso con el FMI habrá costado varios millones de pesos de recaudaciones y, más importante, hubiese rescatado muchos empleos que se perdieron por falta de actividades económicas. 

5 Las autoridades dominicanas pasaron de una teoría de la “economía blindada” y del rechazo a un acuerdo con el FMI a la negociación con este organismo internacional para suscribir un acuerdo “stand-by”. ¿Confusión, subestimaciones de la crisis, ignorancia o una actitud de “esperar que el río baje”?

Puede haber un poco de todo esto. Lo cierto es que recuerdo una rueda de prensa a principio de año en el Banco Central donde el gobernador Héctor Valdez dejó clarito que era indispensable la firma de un acuerdo con el FMI, pero que lamentablemente, habían otras opiniones dentro del equipo económico, y que es el Presidente quien toma la decisión en última instancia. Parece que una vez más ese banco estaba en lo cierto.

En cuanto a la subestimación de la crisis, hay que reconocer que cuando cae Lehman Brothers el 15 de septiembre del año pasado, nadie realmente pensaba que el mundo iba a caer en recesión (con excepción de algunos países como China o la India) tan fuerte y rápidamente.

6 ¿Cómo influirán en la economía del país el déficit del presupuesto 2008, de RD$50 mil millones, y el de este año, que según varias proyecciones superaría esa cifra? 

Reduciendo los grados de libertad del hacedor de políticas públicas. El aumento del déficit significa un incremento del endeudamiento, que a su vez, por el lado del servicio futuro de estas deudas, reduce la capacidad del Estado en orientar el gasto público hacia sectores sociales (educación, salud, vivienda) o inversiones que tienen un efecto multiplicador en la economía. Las proyecciones de la secretaría de Hacienda apuntan a que, en el año 2010, habría de dedicar más de RD$100 mil millones  en atender los pagos de intereses y capital de las deudas interna y externa. ¿Cuántas aulas, viviendas, hospitales se dejarán de construir por tener que atender este servicio creciente de deudas? Este es sin duda alguna uno de los mayores retos de la economía dominicano…

7 ¿Considera usted válida la decisión de recurrir al FMI?

Era imposible resolver las ecuaciones fiscales sin acuerdo con el FMI. ¿Mejor tarde que nunca? Probablemente. Lo que sí vamos a tener que analizar muy bien, una vez se conozca el borrador de la carta de intención con el FMI, son las condiciones para tener acceso a estos nuevos fondos.

Mucha gente pensará que el FMI ha cambiado; creo que lo que ha cambiado, más que el FMI, es el discurso del FMI. No perdamos de vista que el objetivo del FMI no es combatir la pobreza o reducir la brecha social; su papel es asegurarse que los países tengan políticas macroeconómicas que permitan a mediano y largo plazo  cumplir con el pago de sus deudas. En este sentido, el llamado del FMI a incrementar el gasto se debe entender como una forma de garantizar que crezcan nuevamente las actividades económicas, que se recuperen los ingresos fiscales, lo que permitirá que se pague la deuda. Todo lo otro es un discurso más políticamente correcto por parte del FMI. ¡Cuidado, con el FMI, no habrá almuerzo gratis!

8 Si el Gobierno firma con el FMI ¿será necesaria una  emisión de bonos por US$1,000 millones? ¿Cree usted que el FMI daría su visto bueno para esos bonos?

Nuevamente, habrá de ver muy bien la aritmética del presupuesto 2010, una vez se conozca el borrador de la carta de intención con el FMI. Con los bonos, siempre hay dos preguntas: ¿qué costo? Y, ¿para qué?

De forma general, los bonos son más costosos que financiamientos con organismos multilaterales, ya que el inversionista privado que adquiere los bonos necesita una rentabilidad que no necesariamente persigue una agencia multilateral, ahora es cierto que la tasa de interés de estos bonos bajaría sensiblemente con el acuerdo con el FMI, se habla que en vez de pagar 12-12.5% pudiese bajar hasta 9-9.5%. Lo otro es la pobre supervisión que existe en el uso de los recursos que se reciben a través de una emisión de bonos soberanos, como asegurar que las obras en las cuales se vayan a invertir estos recursos tengan una tasa de retorno mayor al costo de los bonos es una pregunta que siempre lleva a respuestas poco satisfactorias.  

9 ¿Usted cree que está descartada otra reforma fiscal?

En la actualidad no hay espacio ni político, ni económico para un nuevo incremento de impuestos. Ahora bien, si usamos la palabra “fiscal” como referencia al tema de los gastos, sí hace falta una verdadera reforma fiscal, una reforma que permita mayor inversión en educación, una reforma que permita asegurar un nivel alto de inversión pública, y un rediseño del andamiaje del sector público. Si hay espacio probablemente para reformar algunas figuras impositivas (lo cual no quiere decir incrementarlos) como el impuesto a las telecomunicaciones, o a los hidrocarburos, el mayor esfuerzo de rediseño deberá ser en materia de gastos y de restructuración de la deuda.

10¿Cuáles son los problemas básicos que la economía dominicana debe enfrentar en lo inmediato?  

Poder diseñar políticas que relancen el consumo y protejan a los sectores más afectados por la crisis me parece vital. Habría de devolver a los sectores productivos nacionales la prioridad en cuanto a creación de riquezas y de empleos, en este sentido, nos tiene que preocupar que durante los últimos tres años, según los datos oficiales del Banco  Central, el 55.4 por ciento del crecimiento del PIB proviene del sector Comunicaciones, el 14.6% del sector Financiero, un 25% las otras actividades de servicios, lo que quiere decir que las actividades productivas (incluyendo agricultura, minería, industria local, zonas francas y construcción) apenas aportaron el 5% del crecimiento total del país.  No perdamos de vista que el objetivo del FMI no es combatir la pobreza o reducir la brecha social; su papel es asegurarse que los países tengan políticas macroeconómicas que permitan a mediano y largo plazo que puedan cumplir con el pago de sus deudas.

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