Dialogo con Miguel Sang Ben, M. A.

Dialogo con Miguel Sang Ben, M. A.

“Si continuamos despreciando el gasto social, principalmente la inversión en capital humano, no tendremos capacidad de ser competitivos y, por lo tanto, incapaces de pagar los compromisos que asumamos…”

1.- El Gobierno está empeñado en dinamizar la economía y para, ello ha puesto en marcha una política de expansión del gasto, ¿cree usted que esta es la respuesta adecuada a la falta de dinamismo y a la baja de los ingresos que sufre la economía dominicana en estos momentos?

El sesgo de la Política Fiscal dominicana es tener una política del gasto basamentada en el gasto corriente, lo que significa una empleomanía pública supernumeraria y un gasto social por debajo de los estándares de equidad que suponemos necesarios para el desarrollo sostenible y de largo plazo. Por este sesgo es que el Poder Ejecutivo se encuentra sin espacio y sin oxígeno para solventar las necesidades de una política de incentivo del consumo. Muy al contrario de la alabada política pública chilena, que durante el período de las “vacas gordas” cuando tuvo ingresos extraordinarios en el período 2005-07 por los altos precios de las materias primas y que guardó como fondos de contingencia, por lo que pudo enfrentar el período de las “vacas flacas” cuando la crisis financiera global le exigió expandir y sostener la política social de asistir a los más pobres a sortear un mal momento para todos. La experiencia dominicana es la de un Gobierno sin fondos necesarios ni para pagar el sueldo regular ni el extraordinario de diciembre, como lo señalara el Ministro de Hacienda. Es la política correcta si es que tenemos los recursos adecuados.

2.-En su opinión, esta falta de dinamismo que presenta la economía dominicana y la baja en los ingresos fiscales ¿es consecuencia directa de la crisis financiera global o  hay otros factores envueltos?

El carácter multifactorial de todos los procesos económicos y sociales está presente en la presente coyuntura: el efecto externo ha sido cómo la crisis financiera global afectó a los mercados  de la principal industria generadora de divisa dominicana, el turismo, y las remesas de los “dominicanos ausentes” y, como factor interno, la falta de capacidad competitiva de nuestras actividades de producción y de exportaciones, por lo que la actividad interna se ha reducido y, por lo tanto, los ingresos fiscales se han reducido. La falta de reingeniería de nuestra economía se muestra ahora como un talón de Aquiles para enfrentar los riesgos del futuro del país.

3.- ¿Cree que   firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Iinternacional como el firmado por el Gobierno dominicano recientemente, es lo correcto ahora?

Desde la perspectiva del Fondo Monetario Internacional se ha producido un cambio en la filosofía de intervención en nuestras economías: ya no esperan a que se produzca la crisis, si no que desean prevenirla. En el caso dominicano, la “estrechez” presupuestaria puede llevarnos a prever una incapacidad operacional del Estado, por lo que en esta nueva filosofía se puede entender el pedido de la República Dominicana a la intervención del FMI.

4.- Como usted sabe, en el país hay sectores que entienden que una vez termine la política dinamizadora del Gobierno éste promoverá una reforma fiscal. El Gobierno, sin embargo, lo ha negado. ¿Qué piensa usted?

Depende, porque no sabemos cómo viene el futuro. Un futuro que no es de largo plazo, porque me estoy refiriendo al 2010, y a la seguridad de que la economía norteamericana logre salir de la recesión en ese año y las remesas y la capacidad de demanda aumente, al igual que la economía europea. Si el ambiente económico reanimado es suficiente para sostener los ingresos fiscales, dudo que en medio de un proceso electoral se hable de “reforma fiscal”, por lo que la misma puede que esté en Agenda para el presupuesto del 2011 y, aun así, el proceso electoral es mucho más crítico en el 2012.

5.- El peso de la deuda pública, la externa y la interna, es una gran preocupación entre algunos economistas, pero no así en el Gobierno. ¿Qué opinión tiene usted sobre este tema?

La evaluación de la capacidad de endeudamiento de una economía viene determinada por su dinámica de generación de divisas, es decir, de su aparato productivo exportador. La respuesta está asociada a la “competitividad” de nuestras instituciones, de nuestras empresas y, lo que es más importante, de nuestra gente. Si continuamos despreciando el gasto social, principalmente la inversión en capital humano, no tendremos capacidad de ser competitivos y, por lo tanto, incapaces de pagar los compromisos que asumamos.

6.- Cuando se toca el tema del Presupuesto Nacional, algunos sectores entienden que el Gobierno lleva una línea equivocada, pues una alta proporción del mismo está consagrado al pago de nómina y al servicio de la deuda pública, y descansa la inversión en créditos externos y en bonos. Estos sectores prefieren el “método de Balaguer”: gastos corrientes bajos y alta inversión con recursos propios. ¿Cuál es su punto de vista sobre esta cuestión?

Debemos ser creativos en la formulación de políticas públicas: ni uno ni otro extremo es válido, porque hemos experimentado los efectos nocivos de ambos. La preocupación principal es definir los roles de los agentes económicos y que el Estado dominicano sea uno más preocupado por la equidad y promoción del bienestar colectivo, incentivando y coordinándose con la ciudadanía para la generación de instituciones generadoras de inversión masiva por los incentivos al ahorro.

Esta fórmula exige la constante armonización de los criterios y de los consensos en toda la sociedad, no solo el Estado como “principal” agente económico en la República Dominicana.

7.- Dígame, por favor, ¿cuáles son, desde su visión, los tres o cuatro principales problemas que la economía dominicana debe enfrentar con urgencia?

Uno y sólo uno, porque los demás deben establecerse en función de ese único objetivo: la inversión social es prioritaria porque marca la amenaza o no de una “revuelta social” por ser una sociedad donde se producido el mayor desarrollo económico acumulado en los últimos cincuenta años en América Latina, y, según la CEPAL, es la que produjo mayor polarización en la concentración del ingreso. Ya conocemos el caso de las pobladas y otras manifestaciones de protesta social que no pueden soslayarse.

En consecuencia, el mal prevaleciente con el “desencanto” con la democracia que auscultamos en América Latina es real.

No podemos complacernos, como es generalmente el discurso gubernamental en materia económica, si no asumir radicalmente las reformas sociales que amerita el país para ser más eficientes y equitativos en nuestras políticas públicas.

La política debe volver a cumplir la definición duartiana: “ser la más noble, junto con la filosofía, de las disciplinas intelectuales” y dejar de ser el oficio de la rábula que justifica la maledicencia y las indelicadezas que vemos día a día y que nos lleva al matadero de ser un narcoestado, más pronto que tarde.

El protagonista

MIGUEL SANG BEN

Economista

M.A. de la Universidad de Chicago

Licenciatura en Economía de la PUCMM

Domínico-chino de Santiago

Miguel Sang Ben, M. A., es un prestigioso economista dominicana que ha sido secretario Técnico de la Presidencia, director de la Oficina Nacional de Planificación, gerente del Instituto de Estabilización de Precios, Consultor Económico, escritor y colaborador de varios diarios nacionales. Actualmente es profesor de Economía de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Recinto Santo Tomás de Aquino.

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