La credibilidad del ejercicio periodístico de una parte del grupo que trabajó el oficio junto a don Silvio Herasme Peña, a principios de la década de 1960, se cimentó en un soporte sólido, inquebrantable: el respeto por la ley de oro del periodismo: la ética.
Esa generación, que Herasme Peña define como idílica para la profesión periodística, también incubó a periodistas inescrupulosos, corruptos, bandidos, mediocres y sinvergüenzas. Pero eran minoría. Los que dignificaron el trabajo de la prensa no corrompieron la profesión por el interés partidario de una coima, aunque algunos de ellos eran sindicados como opositores políticos del régimen de turno, tildados por el régimen de izquierdistas, comunistas o perredeístas.
El ejercicio profesional de esa época fue muy rico, extraordinario, una época idílica. Ser reportero en ese tiempo fue algo maravilloso, a pesar del peligro latente que nos rodeaba. Aunque fue una experiencia inolvidable, no puedo ni debo decir que éramos mejores que los de ahora. Creo que actualmente hay buenos periodistas. Probablemente hay menos buenos de los que había en mi promoción.
Herasme Peña trata de no herir sentimientos. No quiere meter a todo el mundo en el mismo saco, porque no somos iguales en cuanto a personalidad. Sin embargo, cuando compara ambas épocas, la que ejerció y la actual, refiere que muchos de ellos no tuvieron oportunidad de ir a estudiar a los Estados Unidos y se formaron didácticamente después de graduarse en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
¿Qué hay ahora en el ejercicio periodístico y qué depara el futuro para este oficio? El productor de los programas televisivos Punto a Punto y A los 7 días, responde sin ambages: El periodismo se está banalizando y se banalizará más. Es triste decirlo, pero no hay ningún movimiento correctivo. El periodismo se está desgajando cada día, más y más.
La corrupción periodística, enfatiza, es un hecho. No acusa a nadie, porque no dispone de pruebas documentales. Pero admite que algunos periodistas se jactan, exhiben sus riquezas.
¿Y los periodistas metidos a voceros de los partidos políticos? Herasme Peña responde: Es el peor servicio que se le hace a la prensa. El periodista, profesional y filosóficamente, tiene que tener una posición tercerista, es decir, ni con A ni con B. Eso lo dicen los códigos del periodismo y lo dice la ética periodística. Creo en eso, y estoy formado por la ética. Todo lo que hago, lo hago con ética.
Más en serio que en broma, comenta que alguien ha propuesto discutir en un seminario de periodistas los aspectos de la ética y los códigos que debe seguir el periodismo. ¿Sabe lo que va a ocurrir si se hace esa actividad? Van a tener que llevar a los Cascos Negros a rodear el lugar donde se celebre la actividad.
CDP: el gran fiasco. Las críticas del periodista y diplomático apuntan a una institución que, en teoría, tiene la responsabilidad de proteger a los periodistas: el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP). Para Herasme Peña uno de los grandes fracasos del periodismo dominicano fue el Colegio Dominicano de Periodistas.
Vender la lucha por el Colegio de Periodistas a los patronos fue la decisión más infame que aún dentro de cien años tendrá que considerarse esa subyugación como una contribución al desmembramiento de la sociedad dominicana. Otro dolor de cabeza de la prensa dominicana es la gente que se mete al oficio, sin tener ninguna formación. Algunos le llaman enganchados, otros trepadores, o simplemente asaltantes de camino. Silvio tiene una idea acabada de estas personas: Son gente que deambulan por los medios de comunicación ejerciendo un oficio que no respetan, ni conocen. Esas son personas que se desesperaron por no tener éxito.
Periodista por excelencia. De su rica experiencia profesional, Herasme Peña conserva maravillosos recuerdos y anécdotas. De esa época sobresale un nombre: Rafael Herrera, a quien define como el periodista por excelencia que ha tenido el país después de la muerte de Trujillo hasta la fecha.
Don Rafael Herrera, un hombre inteligente, de mucha experiencia, con sobrada capacidad de moderación. Don Rafael no estaba ligado a ningún interés, ni a grupos. Era amigo del joven inteligente, del joven trabajador. Me dio un apoyo que no me atrevo a decir, porque las cosas que yo le rechacé a don Rafael no las ha rechazado nadie nunca en este país, creo yo.
De lo que don Rafael llamaba el grupo, don Silvio recuerda a Radhamés Gómez Pepín, Virgilio Alcántara, Ovidio Sigarán y Juan José Ayuso. Ellos fueron actores del episodio en el diario post-golpe de Estado contra Bosch, en 1963.
Yo me siento profesionalmente un hombre creado por don Rafael Herrera, en el aspecto más elevado de la profesión. El me tenía absoluta confianza. Sin embargo, un día, cuando entendió que el Listín Diario había caído en el sostenimiento del balaguerismo, decidió abandonar el rotativo para ingresar a El Nacional. Cuando le dije que me iba, me contestó: Está bien. Vete. Yo vi el cielo abierto, pero al otro día y al día siguiente me invitó a comer a su casa y me hizo la oferta que todo reportero aspira. Me fui a El Nacional porque entendía que era el diario que mantenía una línea de combatir contra las violaciones de los derechos humanos. Entender esa renuncia mía se compadece con mi renuncia del vespertino, años después, cuando ese diario desató el llamado Caso Grimaldi.
Anécdotas. Un día, en el fragor del trabajo periodístico, Silvio le dio un pescozón a Félix Acosta Núñez en la redacción del Listín. Se armó tremendo reperpero. Don Rafael lo apoyó y le comentó: Si vuelve a meterse contigo, dale otro a nombre mío.
Vida periodística
Don Silvio tiene 72 años. Es graduado en Periodismo en la UASD, en 1966. Se inició en el Listín Diario y de allí pasó al vespertino El Nacional, donde fue jefe de Redacción y editor económico entre 1967-73.
Produjo los programas de televisión Punto a Punto el cual aún existe y A los siete días. Fue fundador y director de La Noticia de 1973-86. Es articulista dominical del matutino Listín Diario. Además, fue corresponsal de United Press Internacional en el 1965 y escribió para el diario El Sol, de México. Ha representado al país como embajador en Haití, Colombia y Uruguay.
Don Silvio Herasme Peña, un periodista con un largo historial en el ejercicio periodístico, también ha desempeñado funciones diplomáticas en Haití, Colombia y Uruguay. Se inició en el Listín Diario, donde compartió experiencia y trabajo con un notable grupo de reporteros, a quienes recuerda con cariño y admiración. El productor de los programas de televisión Punto a Punto y A los siete días, el cual aún existe, laboró durante años en el vespertino El Nacional y posteriormente fundó y dirigió La Noticia. Se desempeñó como corresponsal de United Press Internacional. También escribió en el diario mexicano El Sol.