Demasiado hermoso para ser verdad. Cuando leí sobre el “preacuerdo” alcanzado entre los gremios del sector salud y los representantes del Gobierno me sentí tentado a pronosticar,  acicateado por el pesimismo y las malas experiencias,  que  duraría menos que una  cucaracha en  un gallinero. Pero al ver la reacción de la opinión pública, que lo acogió complacida,  esperanzada de que pusiera fin al “luchismo” que ha convertido nuestros hospitales públicos en campos de batalla donde las únicas “bajas” son los pobres que acuden a esos centros,   decidí sumarme al optimismo general conque fue recibido el anuncio hecho de manera conjunta por el rector de la UCSD, Jesús Castro Marte, quien ha servido de mediador en el diálogo, el doctor Waldo Ariel Suero, presidente del CMD, y el doctor Julio Amado Castaños Guzmán, rector de Unibe, como testigo. En esa misma rueda de prensa, en la que los dialogantes posaron  sonrientes y cordiales para las cámaras, también se  informó  que el tema del horario, que en un momento trancó las negociaciones, ya fue  superado, y hasta se dijo que se alcanzaron acuerdos  más allá de las expectativas  de unos y otros.  Pero como dije al principio, era demasiado hermoso para ser verdad. Y ayer lo confirmó el presidente del CMD, quien  junto a representantes de la Agrupación Médica del IDSS y la Asociación Nacional de Enfermería, acusaron al Gobierno de usar tácticas dilatorias para prolongar las conversaciones más allá de octubre y que no se incluya el aumento salarial  en el Presupuesto del 2017. Al momento de escribir esta columna el Gobierno no había reaccionado a esa denuncia, que probablemente  negará, ni era posible establecer  si el “preacuerdo” sigue vigente, al igual que el diálogo que conducirá al anhelado Pacto por la Salud. Pero una cosa sí está clara, como  quedó demostrado una vez mas. ¡Qué difícil es ponerse de acuerdo en este país tan necesitado de pactos y consensos!