Días de vinos y rosas

Días de vinos y rosas

No soy politólogo ni presumo de analista político. Solo como ciudadano consciente y preocupado escribo y expongo mis ideas asumidas como una obligación moral que me impele, con riesgo calculado, a ser fiel a mis convicciones, habiendo vivido bastante en un país donde la política y los políticos lo han marcado todo. De frente a una contienda electoral que tiene como escenario un pueblo ocioso, domesticado, sometido al mantengo de un poder estatal corruptor y corrompido que pone precio a su voto el mero discurso sobre la moralidad y la honorabilidad que disfraza la oposición no hará mella en la mayoría de los votantes.

No habrá desplazamiento. “Vergüenza contra dinero.” No ahora. No vivimos en la predicada democracia de la antigua Grecia, donde los votos se pesan, no se cuentan. Vivimos en oclocracia, el reino de la muchedumbre seducida, pan y circo. Y Danilo Medina, el Presidente candidato ha sabido seducir.

Vender su imagen distante en apariencia a la de su compañero de partido, Leonel Fernández, para lo mismo. No es diciendo “no ha hecho nada.” “Por ahí no es”, como diría Ernesto Jerez. Ha hecho bastante y cosas buenas que edulcoran sus advenedizos alabarderos y los de siempre, que hablan por su silencio cómplice y encumbran su popularidad. Por eso ha podido disfrutar de vinos y rosas, de buenos tiempos, marchitados por la burda reforma constitucional y su intento reeleccionista.

Y ese intento, imprudente e inoportuno, ha de tener consecuencias: un cambio radical o un alto costo político, pero no en lo inmediato. Puede dormir sin sobresalto. El Presidente Candidato está bien posicionado y su desgaste no se verá reflejado en las elecciones de mayo, ya amarradas, carentes de una sociedad fortalecida en valores, de líderes carismáticos, desprendidos, de una oposición consolidada y decidida, suficiente para vencerlo.

En su próximo periodo, no bastarán visitas sorpresas, inauguraciones de escuelas, aulas y tandas extendidas, mangas de camisa y brincos de charcos en caminos deplorables, parches para servicios esenciales, salud, educación, seguridad social, agua, transporte. La callada respuesta a los escándalos de corrupción y de impunidad y crímenes que trascienden fronteras y escandalizan a los demás. Tendrá que enfrentar viejos retos con firmeza de estadista que el Presidente Medina no ha podido o querido encarar responsablemente, dándole largas a un cáncer que no tiene cura; que mina el prestigio de su partido y su gobierno.

La advertencia del Presidente de la COPPPAL sobre “el peligro de los partidos políticos y de los gobernantes cobra mayor vigencia si Danilo y su partido, habitantes del poder: (a) Se mantienen alejados de la población, atentando contra los instrumentos democráticos; (b) Se alían y encubren la corrupción y la impunidad, en vez de combatirla; c) Cultivan la práctica del clientelismo vergonzoso que paga para ganar adeptos; (d) Siguen distrayendo y dilapidando los fondos del Estado como cosa propia.
Los días de vinos y rosas habrán terminados entonces si frente a mayores exigencias de un pueblo hastiado en espera de “lo que nunca se ha hecho”, la callada o la represión es la respuesta.

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