Diccionario del Estudiante
de Editorial Santillana

Diccionario del Estudiante<BR>de Editorial Santillana

POR MANUEL NÚÑEZ
Desde hace ya algún tiempo, se ha ido imponiendo la idea de que las Academias  no han de refrendar el purismo, y de que su propósito no se halla condensado en el clásico lema Limpia, fija y da esplendor, que aparecía junto a la imagen del crisol, en el antiguo diccionario de la Real Academia Española,  y que representaba en cierto modo, la catarsis o purificación de una montañas de voces, de cuyas impurezas, eran extraídas como palomas revoloteando,  las palabras, dignas de figurar en los mármoles de ese libro extraordinario. 

El ideal que ahora tiene primacía es totalmente distinto. Las veintiuna academias de la lengua española se han reunido para refrendar un diccionario, basándose, en que hemos de  ambicionar la unidad del idioma, y esa unidad se expresa, en el buen uso, en la lengua de sus hombres de cultura, de sus medios de comunicación, de sus instituciones de enseñanza, de sus artistas y de sus escritores.

Para ponerse a la  altura de esas ambiciones, hemos tenido que reconocer las grandes diferencias de las zonas lingüísticas, identificadas por D. Pedro Henríquez Ureña.  La primera compendia la llamada la zona norte, encabezada por el Sur de Estados Unidos, México, la América Central, sometida al contactos con centenas de lenguas indígenas, aún vigentes, que tienen un entronque semejante; la segunda se refiere a  la zona de las Antillas, comprende los territorios del Caribe hispánico, compuesto por Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico, sometidas a  variopintos influjos de la vecindad y que comparten muchas semejanzas con las costas de América de Sur, de Colombia y Venezuela;  la tercera es  la zona andina, representada por grandes porciones de Colombia y Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia; la cuarta la constituye la zona rioplatense que incluye el Paraguay, Uruguay y Argentina y la quinta , la zona chilena, que en vista de su aislamiento y singularidad, constituye un mundo aparte. Ante ese cuadro heterogéneo resulta harto difícil elaborar un diccionario que pueda satisfacer las hablas de tan variopintas naciones. Se trata de reunir en una obra la lengua de unos 400 millones de hablantes, el 5, 7 % de la población mundial. 

 El primer desafío que se planteó el equipo redactor, ya aparece en la propia elaboración de las entradas, que agrupa unas 30.000 voces. Se trata de responder a ese público inmenso. Así  en la entrada correspondiente a las alubias, llamadas parejamente como judías, se incluye: 1) el género; 2) la definición del vocablo; 3) la categoría gramatical y las designaciones sinónimas americanas. Llamadas caraotas, en Venezuela; frijoles, en Cuba; porotos, en Chile; fréjol, en algunas porciones de Colombia y habichuelas, en Santo Domingo y en Canarias. Tiene el usuario, so pena, de naufragar en confusiones estériles, que hacer búsquedas cruzadas para hallar las definiciones de las palabras consultadas. Muy probablemente las definiciones no se amolden a la variedad presente en su país, y aparezca como sinónimo de otra voz.

  Antecede a este diccionario, el llamado Diccionario Escolar, que lleva en su haber unas 33.000 voces, derivado del DRAE. En vista de ello, echamos de menos en este Diccionario del estudiante , algunos cuadros explicativos, y definiciones menudamente esclarecidas, siguiendo las pautas de la serie de diccionarios DUDEN. 

Características del diccionario

Responde el Diccionario del Estudiante a las características siguientes:

1. Ha sido elaborado siguiendo las bases de datos de los léxicos de los estudiantes, y adaptado  a las exigencias de las asignaturas que estudian;

2. Se han tomado en cuenta los elementos panhispánicos. Es decir, las informaciones de cada unas de las Academias;

3. Se ha tomado  nota, parejamente, de los niveles de uso. Comprenden  las entradas de este mataburros las situaciones de comunicación más diversas. Haciendo el distingo, del uso coloquial, de las jerigonzas, empleadas en sociolecto  de los estudiantes; del llamado uso culto esencialmente libresco;  de los usos vulgares o malsonantes; de los eufemismos, del uso humorístico y de los usos despectivos, o ligados a las emociones del hablante.

4. En las voces latinas, en los extranjerismos y en las siglas aparece, igualmente,  la pronunciación. Tal el caso de la voz sine qua non (sinequanón). O  de los términos: ipso facto, factótum, affaire, ex cátedra  etc.

5. No hay que olvidar que no se trata de un diccionario para especialistas. Aquí las definiciones aparecen simplificadas.

 Todos estos aspectos han sido llevados con gran solvencia. Sin embargo, quedan en penumbras  otras cuestiones, que es menester tomar en cuenta. Porque todo diccionario es susceptible de ser perfeccionado. La lengua la hace el pueblo, y los académicos y lingüistas son sólo los oficiales civiles, que certifican un nacimiento. No somos, pues, nosotros los legisladores del idioma, sino los notarios.  En vista de ello, al ojear esta obra hay hallazgos que nos indican los derroteros de esa tarea de rectificación permanente que ha de ser el conocimiento del léxico:

1. Se define el vocablo acequia f. canal o zanja por donde se conduce el agua para regar y otros fines.  No aparece en ese caso las palabras en uso en América y particularmente en S. Domingo, regola o rigola, canal de riego.

2. Agosto , m. octavo mes de año.  Aparece sin la expresión lexical, lo cual resulta incompleto: hacer su agosto. Tan vigente en el discurso popular.

3. Brigadier  , tiene en el texto una definición que es un galimatías, totalmente borroso. Se dice que es un militar de categoría inferior a la de general. El uso nuestro corresponde a General de Brigada. Es un galicismo. Y no se amolda con la ambigüedad de la definición .

4. En el dominio de la letra B, echamos en falta la palabra bachata, que corresponde a una música muy difundida internacionalmente. Otro tanto puede decirse de las soluciones dadas para la designaciones que corresponde a buscapersonas m. aparato electrónico pequeño y portátil que sirve para recibir avisos, en forma de señales acústicas, a distancia.  El retraso de la definición del llamado busca, no tiene ya la posibilidad de sustituir el anglicismo beeper.

5. En otros casos, tal como acaece con la palabra cachaza f.   definida como lentitud o calma excesiva.  Para la concepción dominicana del sentido esta acepción  resulta escasa. La cachaza o el tupé, se refiere a la indolencia, y en muchos casos aparece en forma perifrástica, tener cachaza, tener tupé. Pero, además, se designaba con ese vocablo a una corambre que se formaban en los pies de las personas que andaban descalzas, y que las volvían insensibles a las piedras del suelo.   El sinónimo tupé también ha sido mal definido. Porque sólo se le ha definido en el sentido del cuento de Charles Perrault, como una moña sobre la frente, como acontece en el cuento Riquet a la houppe. El Robert francés define este galicismo como astucia de gente sin vergüenza, falta de escrúpulos, atrevimiento. Es lo que se ha conocido como tener flema. De modo tal que nos topamos con una doble laguna, la de tupé y la de cachaza. Las enmiendas las hace el uso del público, que es el que manda, y al cual nos debemos los notarios.

6. chance ,  sólo aparece en f. , aun cuando el empleo americano mayoritario es masculino, con el sentido de oportunidad. Dar un chance, tener un chance son expresiones perifrásticasignoradas.

7. chucho  m. perro realengo. Sin embargo, el empleo de chucho se refiere al azote, al foete, y este empleo no aparece documentado. Igual ocurre con gagá que designa a una persona que ha perdido las facultades, y echa en saco roto el ritual de la Semana Santa de prosapia haitiana, y que ha sido copiosamente estudiado por antropólogos extranjeros y que ya incluyen diccionarios de otras lenguas. Estas ausencias las van a echar de menos los dominicanos..

8.  En otros casos, la palabra usada como lema, contraviene todo el uso de Hispanoamérica, en la expresión  del romance Duérmete niño, duérmete ya, que viene el Cuco y te comerá. En España se emplea coco, y la expresión aparece, y se coloca cuco como sinónimo. Y desgraciadamente la entrada la encabeza la voz española, en lugar de hacerlo la expresión de la América hispana, abrumadoramente mayoritaria.

En los  usos de la palabra arrecho, arrecha se refiere a la excitación sexual; en España, popularmente, se emplea en tales circunstancias, la palabra cachondo, cachonda, para representar a la mujer o al hombre en celo, y junto a estos vulgarismos, tildados de malsonantes, alternan los cultismos  rijoso, rijoso; libidinoso, libidinosa; designación psicológica. O el que habitualmente se emplea como uno de los pecados capitales, lujurioso, lujuriosa. Ninguna de estas expresiones hermanadas semánticamente aparecen vinculadas en diccionario, y ello desde luego no ayuda a despejar las incógnitas y las nieblas. Igual acaece con la designación de bosta y boñiga, ambas designan excrementos del ganado vacuno, y sin embargo, no se ponen de resalto, sus semejanzas semánticas.

9.  En otros  casos, se llega a un auténtico contrasentido. El diccionario emplea el galicismo capó para significar la cubierta del motor de un automóvil, y los dominicanos empleamos la castiza voz de bonete, creada por las mismas semejanzas de las capotas, y es una pena que bonete que amolda con más propiedad que capó tenga primacía en el diccionario, olvidándose del bonete. La homogeneidad de las designaciones se omite, y esto no contribuye a echar lumbres sobre el conocimiento panhispánico. Así  ocurre en el caso de la voz madrileña  callos y  de la otra, caribeña  mondongo,  entre piscolabis y las nuestras  bufé, picadera, cuán enriquecedor hubiera sido esclarecer los vínculos de estas palabras, que proclaman lo mismo, en distintos países. La obra resulta francamente pobre en las denominaciones del  dinero, sólo aparece  plata; pero aquellas propias de América, que son muchas, y las compartidas con algunas regiones de España, como  cuartos, brillan por su ausencia.  Otro tanto ocurre con la voz  tanatorio de estirpe griega, lugar donde se depositan los cadáveres antes de enterrarse. Entre nosotros como otras tierras de América, se emplea el galicismo  morgue. Inexplicamente no aparece registrado. Quizá ello se deba a las propias Academias nacionales que han informado de modo insuficiente. Porque estos olvidos son compensados a veces con algunas menudencias y curiosidades. la mayoría de los hispanohablantes emplea la voz  aguacate, y la obra, descuidada en otras cosas verdaderamente gruesas, incluye  el chilenismo  palta. Imperdonable resulta a mis ojos, que la obra incluya la voz chapista como persona que repara las abolladuras de las carrocería de los vehículos, y que excluye la voz empleada por nosotros, que se acopla mejor al genio del idioma,  desabollador; que incluya chinchín, la interjección empleada en el brindis, y que excluya chin, procedente del valencianismo cachín, y que, según Pedro Henríquez Ureña, entre los dominicanos, significa  porción ínfima

10. Se introducen en esta edición, y ello es un logro digno de encomio, las siglas y los préstamos, los extranjerismos indispensables: ADN, body, byte, megabyte, gigabyte, chip,  CD, DVD, píxel, elepé, cederrón, big bang, escáner, affaire, disquete, flasback, handicap, top model, paparazzi etc.

11.  Pero unas van de cal y otras van de arena. Y debemos dar la campanadas de sus logros. Meta alcanzada satisfactoriamente en la obra la representan los niveles de lengua que empalman con los estudiantes bacán, bocón, bochinche, chévere, pique; las voces coloquiales hierba para llamar la marihuana, bicoca, para expresa una ganga  y las voces cultas, relacionadas con la técnica y con las humanidades. Dan cuenta de los variopintos registros. Esos objetivos han sido alcanzados cabalmente. Constituyen la auténtica aportación de esta obra. Pero los diccionarios no son un páramo para enterrar palabras, sino el tesoro sustancial y absoluto con que contamos para designar el mundo; no hay que verlos como una legislación ni como un código civil de lo que es legal o ilegal, ni como un libro sagrado, sino como una caja de caudales abierta, en la que siempre faltan muchas monedas, y la que debemos completar con nuestra propia experiencia de la lengua.

 Una mala corrección

El diccionario corrige a los doctos y a los desorientados. Y aquí vale un paréntesis anecdótico. Hace años escribí un artículo en el que me refería aquella escena macabra, cuando Ramón Mercader, fementido asesino, enterró el piolet en el cráneo de León Trozsky . El Director del Suplemento, un intelectual de luces, corrigió indebidamente, la palabra piolet, obrando como un purista inquisidor. Esa corrección se hallaba, sin embargo, fundada en la ignorancia. Piolet no es una pica ni un instrumento de albañilería como creía el intelectual que me corrigió. Se trata de un préstamo que ha hecho nuestra lengua. El  Diccionario del estudiante le hubiera puesto punto final a su arrogancia, saturada de pedantería.  Piolet m. bastón de alpinista, parecido a un pico, con el extremo del mango puntiagudo. El autor de la corrección quería encerrar la designación en los marcos de su propia ignorancia. No sabía ni jota de alpinismo. Pero , pedante al fin, dictaminaba como un general prusiano.

Por amor a la lengua

 Los que  aman su lengua han de convertirse en zahoríes, atentos a los remezones del idioma.

12.  El 16 de junio de este año, el periódico HOY daba cuenta de un curioso material, formado por la aleación de dos sustancia, y llamado, por más señas,  coltan.  La designación es una sigla, col: se refiere a la colombita, y tan: abarca el tantalio. Del  Coltan se fabrican las plataforma de las computadores portátiles, las cabezas de los misiles y los celulares. El 80% de las reservas mundiales del coltan se hallan sepultadas en El Congo. Para hallar la sustancia demandada por la industria mundial, se están desmontando los bosques, se le está destruyendo el hábitat a los animales y de las personas; se está removiendo la capa vegetal del país como si se levantase una vasta alfombra, busc ando esas dos sustancias mágicas, que se convierten en El Congo, en veinte dólares el kilo, y que en Londres, alcanza la gloriosa suma de doscientos dólares;   miles de buscavidas, los empresarios de ese país se han transformado, e n sabuesos de los dos minerales, sin parar mientes en los daños al ambiente, haciendo caso omiso de la fabulosa destrucción , producida por la insaciable demandas de Coltan. La palabra  Coltan  no ha penetrado al santasanctorum del diccionario. Pero no hay que olvidar los estragos y las desgracias traídas por el coltan . Los que leyeron el reportaje, tiene en las páginas que obran como introito de esta obra, la técnica de la entrada de diccionario.coltan m. mezcla de colombita y tantalio., minerales prolijos en África, sigla de la alección, material del cual se fabrican los teléfonos móviles y las cabezas de los misiles y algunas plataformas interiores de las computadoras.

 Prometo batirme como un espadachín para crear conciencia de una destrucción que aumenta el calentamiento de la tierra, que destruye las vidas y los destinos humanos, y que se halla cifrada en el famoso coltan, que deberá aparecer en una próxima edición de este mataburros.

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