Dice el país fracasa lucha contra drogas

Dice el país fracasa lucha contra drogas

POR GERMAN MARTE
El director ejecutivo de Casa Abierta, Raddamés de la Rosa, afirmó ayer que el país está fracasando en la lucha contra las drogas, porque no existe una verdadera voluntad política de cambio respecto a este problema. Sostuvo que las autoridades siguen jugando a los discursos y alardes de fuerzas, cuando del otro lado el poder del tráfico de drogas “se burla de nuestras pobres estrategias”.

En ocasión de celebrarse ayer el Día Internacional de Lucha Contra las Drogas, el director de Casa Abierta dijo que se debe pensar seriamente “si se está haciendo lo correcto, o sólo seguimos siendo  peones de una estrategia fracasada”.

De acuerdo con De la Rosa, la celebración  del 26 de junio como Día Internacional de Lucha Contra las Drogas forma parte  del esquema de “guerra o lucha contra las drogas”, que en todo el mundo, mirando sus resultados, ha demostrado ser una estrategia fracasada.

Dijo que en el país nada tenemos que celebrar, pues la aplicación de este modelo, basado en el supuesto control de las sustancias o la reducción de la oferta,  cada día nos muestra su ineficacia.

En ese sentido llamó a las autoridades a admitir con humildad que tantos alardes de fuerza y medidas represivas de poco o nada sirven, y por el contrario “es necesario entender que se debe cambiar radicalmente las estrategias nacionales, situando el problema en sus  reales dimensiones, y definiendo estrategias y planes centrados en la prevención, si queremos tener motivo para celebrar los 26 de junio, y todos los días”.

“La ocasión es propicia para evidenciar la impotencia que sentimos al ver que en materia de drogas no avanzamos. Seguimos haciendo lo mismo que hace ya 18 años, cuando creímos ver llegar un cambio, con la  promulgación de  la ley 50-88,  que creó al Consejo Nacional de Drogas (CND) y la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), organismos que sin embargo no han sido integrados a una verdadera política nacional”, manifestó. 

Señaló que a pesar de los recursos invertidos y grandes discursos que hablan de “manos duras”, “cero tolerancia”, y  demás alardes de poder, problemas como la  violencia, delincuencia, corrupción,  tráfico y consumo de drogas, continúan golpeando a la sociedad dominicana.

Añadió que la ciudadanía no entiende cómo se habla de grandes transformaciones, se presume del crecimiento y la estabilidad económica que, sin embargo, no redunda en beneficio de las mayorías.

“Las cárceles dominicanas están llenas de jóvenes marginados que entrando en contactos con antisociales de larga historia, allí aprenden y son incentivados a continuar una carrera antisocial,  en vez tener la oportunidad de rehabilitarse y reinsertarse a la sociedad. El problema no son las drogas. El problema es la pobreza, que el modelo ultra represivo actual sólo sirve para criminalizar”, adujo De la Rosa.

Afirmó que los ciudadanos decentes se encuentran consternados, impotentes, y casi en estado de pánico, sufriendo de manera dramática el crecimiento de lacras sociales como  corrupción,  delincuencia, violencia, tráfico y consumo de drogas legales e ilegales.

Explicó que en todos los foros internacionales donde se estudia el problema de las drogas se insiste en orientar las estrategias y planes desde la reducción de la demanda (prevención, investigación, formación, tratamiento, y reinserción social), pero el modelo de lucha contra las drogas, muy a pesar de que produce más daños que resultados positivos, insiste en medidas represivas y de control, que son fácilmente neutralizadas por la corrupción, fuente del poder que ostenta el tráfico de drogas.

Expresó que en el país se ha instaurado una cultura de las drogas, violencia, corrupción, delincuencia, como consecuencia de  políticas equivocadas, por lo que se necesita una real modernización del pensamiento oficial en materia de drogas.

“Se debe entender que drogas, violencia y delincuencia no son problemas creados  por la mala conducta de los pobres, sino una expresión del afán de riqueza a cualquier costo de unos cuantos, que tanto ha contribuido al  deterioro social. Las drogas continúan siendo la gran fuente de enriquecimiento de poderosos corruptos, pero nuestras respuestas sólo responden a una criminalización de la pobreza”.

Consideró que para ser eficaz en prevenir el fenómeno de las drogas debe situarse como un problema de salud pública y no como un problema policial. Dijo que es responsabilidad del Estado aplicar las estrategias más coherentes. En cambio, aseveró, es una irresponsabilidad insistir en modelos atrasados.

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