La académica Karen Cerón Steevens entiende que los jóvenes pandilleros son marginados, por lo que más allá de ser hijos de la guerra son huérfanos indiscutibles de un Estado, débil y ausente, que representa los intereses de un sector limitado, pero no de la mayoría de los ciudadanos.

Cerón presentó la conferencia titulada “¿Hijos de la guerra o huérfanos del Estado? La violencia juvenil en las maras y pandillas de América Latina”, basada en un estudio que se enmarca en el contexto de países centroamericanos, con una mirada centrada en Guatemala, dictada en la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).

Destacó también que los factores que inciden para que un joven sea reclutado por las pandillas son la corrupción, la cultura del miedo, la impunidad, la falta de oportunidades, la deserción escolar, la falta de reconocimiento y los pocos espacios de participación de la juventud.

“En países como Guatemala, Honduras y El Salvador las iniciativas del gobierno son represivas, leyes que han intentado capturar sistemáticamente a jóvenes que están involucrados en esta vida, las cuales no han funcionado”, dijo Cerón, quien fue invitada por Observatorio Político Dominicano (OPD), entidad adscrita a Funglode y el Centro de Estudio de Seguridad y Defensa (Cesede).

Resaltó que los proyectos que la sociedad civil ha desarrollado en esos países han servido de aporte y que las organizaciones sociales han tomado iniciativas integrales que colaboran en el proceso de inserción y rehabilitación de los pandilleros que son ejemplos para los demás países de América.

“Se necesita el abandono del uso excesivo de la política de mano dura que los gobiernos han dirigido por años y se deben tomar medidas preventivas para atacar este flagelo”, dijo.

Consideró que dentro de las características generales que poseen los pandilleros es que son provenientes de familias disfuncionales.