Dicen bateyes están excluidos de la autoridad y la geografía

<p>Dicen bateyes están excluidos de la autoridad y la geografía</p>

Los bateyes constituyen comunidades atípicas que no figuran en la división político territorial y sus autoridades no son oficiales, sino privadas. Esta situación fue descrita y denunciada por el periodista Huchi Lora en su serie “Caña y Sudor” que difunde en sus programas “De Medio a Medio” y “El día”, ambos por Telesistema 11. Bajo esa situación, calificada de anómala por el autor de los reportajes, viven unas 300 mil personas en casi 400 bateyes.

“Un batey es una población que pertenece a una empresa azucarera donde no hay Policía, representantes del ministerio público ni de ninguna otra institución del estado -expresa-. Por ende, sus leyes son las condiciones de la empresa azucarera y las autoridades que las aplican son los empleados del central”.

Señala que la estructura de autoridad de cada batey está encabezada por el mayordomo o mayoral, que tiene como brazo armado a los guardacampestres.

El mayordomo, explica, tiene una dualidad de funciones que va desde la actividad agrícola hasta la policial: Así como se ocupa de que los terrenos se preparen a tiempo, la siembra sea eficiente, se de atención al cultivo, se corte la caña oportunamente y se despache para el ingenio, el mayordomo también hace arrestos y envía a los detenidos al destacamento policial del pueblo más cercano, donde se los aceptan sin cuestionamientos.

Aunque esto es ilegal, es una práctica cotidiana en los bateyes, cuyos habitantes están bajo el control absoluto de la empresa. 

Los bateyes centrales, que son los que se forman alrededor del ingenio, se urbanizan y llegan a alcanzar la categoría de distritos municipales y hasta de municipios, como Consuelo, Villa Altagracia y Montellano, pero la gran mayoría son bateyes agrícolas, casi siempre dentro de una propiedad privada.

“La regla general es una comunidad depauperada, poblada por vecinos desvalidos viviendo en una miseria que no tiene lugar para la esperanza, y en esas condiciones, se percibe abrumador el poder del mayoral”, afirma Lora

El sociólogo Frank Báez Everstz expresa en el reportaje que los habitantes de los bateyes están excluidos de los sistemas de representación, y que el problema se agudizó con el arrendamiento de los ingenios, ya que cesaron varios servicios sociales que proveía el Consejo Estatal del Azúcar.

El también sociólogo Frank Marino Hernández precisa que los bateyes “no obedecen a ningún régimen de organización política o geográfica, sino a una organización empresarial de por si retrógada, que no se ha venido adecuando a la época de derechos humanos, de modernización”. Agrega que la industria azucarera ha dejado a los bateyes rezagados en lo que se refiere a organización, productividad, mejoras salariales profundas, asistencia social y libertad de movimiento.

Otro sociólogo, Wilfredo Lozano, explica que el batey “fue un campo de concentración e inamovilización física del trabajador inmigrante históricamente, y se aseguraba de esa forma su permanencia. Era casi un campo de concentración de mano de obra, para cortarle las alternativas de inserción en otros circuitos laborales que compitieran con el azúcar”.

La serie “Caña y Sudor” difunde cada día un reportaje y comenzó el primero de noviembre para concluir el 4 de diciembre, en “De Medio a Medio”, a mediodía por Telesistema y a medianoche por Coral 39, así como en “El Día”, de seis a ocho de la mañana por Telesistema.

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