La Academia Dominicana de la Historia de hoy no es la misma de la época de Trujillo, en consecuencia, la politización que se ha dado al proyecto Historia del Pueblo Dominicano carece de total fundamento, no obedece a una crítica seria, porque no hay ningún elemento que autorice que este proyecto está contaminado por intereses del poder.
Roberto Cassá, coordinador de este ambicioso trabajo, no disimula su enfado. Él y Emilio Cordero Michel, presidente de la Academia, han sido blanco de ataques. Se nos ha acusado, no Franklin Franco porque él no se ha metido en eso, pero sí por parte de Federico Henríquez Gratereaux, Fausto Rosario Adames y otras personas, una de las cuales no viene al caso mencionar, de estar operando como una entidad gubernamental, como que el proyecto es un encargo del poder, y no es verdad, reaccionó Cassá.
Aclaró, ante todo, el estatus de la Academia Dominicana de la Historia. Existe, dijo, en virtud de un decreto, es una entidad de derecho público y aunque está vinculada al Estado, el presidente y los demás miembros son los que definen sus líneas, no el Presidente de la República, ni el secretario de Cultura, nadie dentro del Gobierno, es una entidad puramente de la sociedad, aunque regulada estatutariamente por el Estado. Señaló que para lo único que hay que pedir permiso al Poder Ejecutivo es para hacer un cambio de estatutos como en todas las academias de historia.
No hay política, reiteró y lo podemos decir todavía más categóricamente: nosotros no tenemos pretensión política, no hemos dado un solo paso que autorice este tipo de señalamientos y comparaciones absurdas con el proyecto de Américo Lugo, subrayó Cassá, quien es director del Archivo General de la Nación, por designación de la Academia.
Agregó que el dictador tenía expectativas de que Lugo le sirviera a los intereses del poder en una validación intelectual y por eso el proyecto de Lugo se rompió, aunque se llevó a cabo a través de otros textos, o sea eso no quedó inconcluso.
Historia a conveniencia
Al comentarles que también se les ha comparado con Marrero Aristy, Cassá exclamó: ¡Pero por Dios! Eso no tiene ningún asidero y la experiencia lo va a demostrar. Indicó que Marrero escribió una historia de tres tomos al servicio del poder de Trujillo y mencionó actividades históricas que no iban exactamente al servicio del poder pero que no dejaban de tener conexión porque cuando se hablaba de las invasiones haitianas en un libro de Rodríguez Demorizi, evidentemente se estaba articulando esta investigación de documentos que él hacía con una política oficial antihaitiana.
En el presente caso, agregó, no hay ninguna articulación, lo único que hay es la concepción del Presidente de la República de que en la Academia se está trabajando, tiene esa valoración, es una muestra de confianza a la que la Academia no puede ser ajena. Él no busca ninguna ventaja política, no he recibido la mínima señal, no la puede buscar porque, como dice José Chez, Leonel Fernández es un hombre muy inteligente para saber que no puede manipularnos.
Aseveró que no sólo se trata de seis coordinadores sino de decenas de miembros de todas las orientaciones y corrientes del pensamiento. No hay restricción ideológica, las únicas restricciones son metodológicas, científicas, de capacidad, de seriedad. Hemos buscado personas calificadas al margen, incluso, de problemas de tipo personal, reveló.
Se ha querido involucrar al Archivo en este asunto porque es un organismo donde se trabaja y eso genera escozor. Preguntó: ¿Qué le he hecho a Franklin Franco para que salga con todas esas cosas. Todo lo contrario, al inicio de la gestión me pidió ayuda y puse gente a su servicio, porque aquí se trata de servir, pero eso parece que no es bien recibido.
Hipólito, los Vicini
El proyecto surgió en el 2002 y tanto Chez como Cassá procuraron patrocinadores. Acudieron al ex presidente Hipólito Mejía, a los Vicini, a Mariano Mella, contaron, pero fue Leonel Fernández, por mediación de Carlos Dore Cabral y Juan Daniel Balcácer, quien ofreció los 15 millones y adelantó 5.
En ese momento, narró Cordero, Franklin Franco era tesorero de la Junta Directiva y cuando se dio a conocer el proyecto, lo objetó considerándolo elitista y académico, alegando que debía ser pensado en función de que lo leyeran las masas, que se redactara a nivel de sexto grado, se publicara en papel periódico, etc. Planteó que debía ser conocido por todos los miembros de la Academia, que superan los cien, capítulo por capítulo y tema por tema, era pasarse cinco años discutiéndolo, significó Emilio.
Le respondió que la institución había realizado otros y no se conocieron en conjunto. Cassá renunció por las objeciones condicionando su retorno a la decisión de los miembros de Número. De 23 lo apoyaron 20. No votaron a su favor ni Franklin, por razones obvias, ni Roberto por razones morales, ni otro miembro que no quería figurar.
Franklin renunció de la Junta y de la Academia, renuncia aceptada.
Hasta el 2000
Críticos de la Historia del Pueblo Dominicano alegan que se quedará en el 2000 para no analizar la presente gestión de Fernández. Chez explicó que en todos los proyectos de historia las periodizaciones son arbitrarias. Pudimos llevarlo hasta el 2009, como dejarlo en 1961 ó 1966, pero como nunca se le ha dado importancia a la historia contemporánea moderna, quisimos llevarlo hasta el 2000, ahí va a estar la primera administración del Presidente, un capítulo. El que lo redacte asume la responsabilidad de juzgarla.
Manifestó que Fernández no estaba en el poder cuando se inició el proyecto. Lo lógico era que lo paráramos en el 2000, no podíamos llevarlo al 2004 si comenzó en 2002. La historia no es asunto de futurismo.
Chez reiteró la seriedad de los historiadores participantes y declaró que tal vez a muchos les moleste que hayamos sido tan serios y rigurosos.
Las frases
José Chez Checo
Si en el quehacer consideramos que debemos llevarlo hasta el 2004, 2008, no tenemos ningún problema, hay plena libertad, nadie nos indicó que lo lleváramos hasta ahí, lo hicimos por un asunto de conveniencia metodológica, todo el que conoce de historia sabe que los hechos más inmediatos al presente real son muy difíciles de abordar, pero si cuando estemos avanzando consideramos que debemos adelantarlo, no habría ningún problema, no tenemos miedo a la verdad.
Roberto Cassá
Me resulta enojoso decirlo de esta manera tan categórica porque soy funcionario, pero Leonel Fernández ha mostrado una capacidad de no interferir, es todo lo contrario, no he sabido que se haya querido meter para introducir una ventaja de tipo político, ha habido una visión correcta de lo que debe ser el papel del Estado en la protección a la investigación científica, en este caso, a cargo de la Academia de la Historia
Emilio Cordero Michel
Ha provocado este escándalo, la envidia personal, porque esta historia tendrá un nombre parecido a un libro que él tiene, que no es muy académico, y que seguro va a tirar al zafacón de la basura.