POR DAN SHAUGHNESSY
Del Boston Globe
Y pensar que si le hubiésemos mostrado más “respeto”, Pedro Martínez estaría de vuelta con los Medias Rojas por tres años. Quizás si le hubiésemos colocado una estatua en el tope del ayuntamiento. Quizás si le hubiésemos cambiado el nombre a Peterborough por Pedroborough. Quizás si le hubiésemos construido una biblioteca en Columbia Point. Quizás eso habría sido suficiente respeto para mantenerlo aquí.

En realidad no. Si revisamos bien, ahora puede decirse que Pedro solo conoce una medida de respeto. Y esa es la del dinero. Todo el amor y la casa llena y las banderas dominicanas y los letreros de “Mantenga la Fe” y los anillos de campeones… eso no ofrece nada de paz o felicidad a Pedro. Y ciertamente no garantiza respeto. No. En la mente de Pedro, el respeto se mide por una cosa – “¿Cuánto me están pagando comparado con Curt Schilling?” Oh, y los años garantizados, por supuesto.

El no necesita dinero. Tiene más dinero del que se pueda gastar. Los Medias Rojas le han pagado US$92 millones en los últimos siete años y le iban a pagar US$40.5 millones por los próximos tres. Pero en la mente de Pedro, los Metros lo respetan más porque están dispuestos a garantizarle el cuarto año.

Cuatro años garantizados, US$54 millones. Eso le hace feliz. Eso es lo que le hace sentirse querido. Ahora puede comparar su salario con el de Schilling y sentirse bien.

Recibe los mismos años y más dinero que Carl Pavano. Con Pedro, no tiene nada que ver con campeonatos, estilo de vida o apreciación del fanático. El mide con la billetera.