San Juan.- Miguel Carrasquillo, un puertorriqueño que sufría de un agresivo tumor cerebral desde 2012 y reclamaba a la Legislatura local que aprobara alguna ley que le permitiera la muerte asistida, falleció a los 35 años en su isla natal.
Diagnosticado con un glioblastoma multiforme, Carrasquillo se convirtió en un líder defensor de enfermos terminales que anhelaban morir de manera asistida, según recordó hoy en un comunicado de prensa la organización estadounidense Compasion & Choices, dedicada a promover la regulación lo que para muchos debería ser un derecho.
Carrasquillo, que falleció el pasado fin de semana, grabó un vídeo en su celular en español y en inglés antes de morir instando a legisladores de Estados Unidos y Puerto Rico a que aprobaran leyes para atender los reclamos de enfermos terminales que quieren morir de manera asistida y digna.
“Antes de que me vaya, sólo quiero decirles que continúen luchando por el legado de fin de vida, porque nosotros no tenemos nada, solo sufrimiento y dolor”, expresó Carrasquillo en dicho mensaje. “Porque, ¿qué otra opción tenemos? Si nosotros no luchamos por la opción de asistencia médica para morir para los adultos con enfermedades terminales, nadie más lo hará. Necesitamos seguir luchando, y luchando hasta que alguien nos escuche”, puntualizó.
En abril de 2015, los médicos calcularon que a Carrasquillo le quedaba alrededor de un año de vida. En los últimos meses, los médicos le dijeron que el tumor en su cerebro estaba creciendo alrededor de una pulgada cada semana.
La asistencia médica para morir permite a los adultos con enfermedades terminales solicitar a su doctor la receta de un medicamento que puedan tomar por sí mismos y morir pacíficamente mientras duermen, cuando su sufrimiento se vuelve insoportable, recuerda la citada organización. Sin embargo, la asistencia para morir para Carrasquillo no fue una opción autorizada en Puerto Rico, donde sus padres cuidaron de él hasta sus últimos días.
La madre de Miguel, Nilsa Centeno, se comprometió a continuar con el legado de su hijo y promover su último deseo. “Le prometí a mi hijo que no me iba a quedar callada sobre la necesidad de opciones que permitan la muerte asistida”, dijo. “No quiero que nadie más sufra innecesariamente como lo hizo Miguel y nuestra familia”, agregó.