Die Endloesung

Die Endloesung

LEO BEATO
Die Endloesung, («La Ultima Solución» o «La Solución definitiva justificada», tal como trató de hacer Hitler con los judíos en Alemania. Todo empezó la Noche de Cristal (Die Kristallnacht) con el incendio del Reichtag acusándolos de haber sido los culpables, tal como Nerón había acusado a los cristianos endilgándoles el incendio de Roma.

Cuando amaneció encontraron a la Vía Apia adornada de antorchas humanas chamusqueadas. Algo parecido a lo que sucedió con el derrumbe de Las Torres Gemelas de Nueva York aduciendo un fuego generalizado y acusando a Osama Bin Laden y a 19 musulmanes fanáticos de Arabia Saudita. Tal como algunos han querido también acusar a un grupo de mejicanos indocumentados de los fuegos de California.

Siempre hay que encontrar a un chivo expiatorio que justifique el desastre. Al analizar los hechos caemos en la cuenta de que se trata siempre de la misma táctica. Por ejemplo, en el caso de California, el principal fuego se inició en el poblado de Potrero, a 30 kilómetros de San Diego y casi en la frontera con México. De ahí que algunos hayan querido echarles la culpa a un grupo de indocumentados, algunos de cuyos cadáveres fueron encontrados entre los escombros.

Resulta, sin embargo, que el pueblo de Potrero se había opuesto a que la nefasta Blackwater Corporation instalara en sus predios un centro para el entrenamiento de sus paramilitares. ¿Paramilitares en los Estados Unidos? Si, paramilitares en los EE.UU. Los mismos que han sido entrenados por ex boinas verdes para proteger a las corporaciones civiles norteamericanas contratadas para la «reconstrucción» de Irak, como la Halliburton y la Carlyle. Los mismos que el gobierno iraquí acusa de haber asesinado a varios civiles en Bagdad y cuya expulsión ha sido solicitada a pesar de las intercesiones en su favor de Condoleezza Rice.

Los mismos que fueron contratados para la «defensa» de las calles de New Orleans a raíz de la tragedia de Katrina. Un ejército mercenario paralelo cada día más poderoso en suelo americano, protegido por el Pentágono y formado en su mayoría por extranjeros (veteranos chilenos ex soldados de Pinochet, kosovares, serbios, etc.) sin que apenas el pueblo estadounidense haya caído en la cuenta de lo que está pasando. Las últimas víctimas han sido los indocumentados, pues a todas luces éstos son ahora la carne de cañón para distraernos de lo que está sucediendo en este país de Blanca Nieves y de Caperucita Roja que ahora resulta que no es roja sino que es azul. El nuestro es un cuento de hadas contado al revés. ¿Qué tienen que ver los 13 millones de indocumentados hispanos con Irak o con el terrorismo de Estado que ha imperado en este país después del 9/11? Ah, es que Osama Bin Laden nació en Barahona y desde ahí ha estado enviando sus musulmanes fanáticos a demoler torres en Nueva York. La devaluación del dólar se debe a que el peso mejicano vale más que el petróleo de Arabia Saudita. Los indocumentados mejicanos son los verdaderos culpables de la inflación actual y de que el precio de la gasolina esté por las nubes. Es más, esos 13 millones de indocumentados son los culpables de que la deuda externa estadounidense sea impagable. Hay que aplicarles la Die Endloesung de los nazis. Esa será la solución final que nos permita encontrar a algún culpable que cargue con la culpa. ¿Quién mejor que el indocumentado? Él es que nos impide regresar al «sueño» americano porque este que ahora tenemos es una pesadilla.

«Una mentira muchas veces repetida», decía Joseph Goebels, jefe de la propaganda nazi, «siempre termina siendo verdad. A eso se debe que más del 63% de los estadounidenses se ha tragado la falacia de que en realidad los indocumentados son los verdaderos culpables de todas sus desgracias. Aparentemente solucionando el problema de los indocumentados solucionaremos el problema del Medio Oriente. Todo se solucionará. Los soldados regresarán de Irak y de Afganistán, habrá empleos para todo el mundo y volveremos a comer perdices sazonadas en petróleo iraní. Y Colorín colorado este cuento se ha acabado. Nada mejor que soñar al revés aplicando la Die Endloesung alemana a todos los indocumentados del mundo. «Niega Juan y no te ahorcarán», tal como reza el refrán.

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